Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
El. ENCUéNTRO 219 el puerto ele Buenaventura para continuar a Guayaqu il, había pro– seguido de Cali a l Juanambú, resuelto, al frente de unos cuatro mil hombres, a embestir primero a los rebeldes ele Pasto, y des– pués a acometer él mismo la campaña de Quito, en combinación con el ejército que Sucrc llevaba por e l sur. Viendo San Martín que, por todo ello, era imposible de momento la entrevista, en– men dó derrota de Huanchaco con destino opuesto al que hasta entonces había seguido; y así tornó a l Callao, de donde pasó in– mediatamente a Lima (3 de marzo) después de veintitrés días de ausencia, para luego refugiarse en s u retiro de la Magdalena (6). VI Las pocas horas que aquel día (3 de marzo) permaneció en la capital, empleáronse en hacer que Monteagudo redactase la nota exhortatoria de esa data, dirigida por el Protector a Bolívar, y que éste no contestó hasta el 22 de ju nio, ya p resente en Quito. Conocemos ese documen to en el cual, a la par de establecer que "el voto espontáneo de los guayaquilcños era el único princi– pio llamado a fijar la conducta de los Estados limítrofes", excla– maba el gran patricio: "¡Dejemos que Guayaquil consulte su des– tino y medite sus intereses, para agregarse libremente a la sec– ción que le convenga! No debe, es cierto, quedar a islado, sin per– j uicio del Perú y de Colombia; pero a n inguno de los dos com– pete prevenir por la fue rza la deliberación de los pueblos" Y sabemos cómo esa nota acababa anunciando que, "apenas conclu– yera la campaña del Perú, e n que el enemigo iba a hacer el últi– mo experimento reu niendo todas sus fuerzas'', él (el Protector) (6) De la Magdalena hoy llamada Vieja. Allí tenían los virreyes un palacio en que vereanear; establecimiento que subsiste, aunque ruinoso, con ese mismo nombre de palacio, en la plaza del pueblo. En é l, por ser propie– dad del Estado, hizo mansión San Martín. MiraClores existía ya, como lo indican las conferencias de paz a que ese lugar prestó su nombre; pero era una aldehuela inferior al pueblo anteriormente enunciado. El C/1orrillo (o Chorrillos del dla) era otra a ldea de indios pescadores, en cuyos ranchos de paja y quincha o bajareque, apenas si iba a veranear alguna que otra de las familias ele Lima. El Barranco, La Pun ta y Ancón no habían siquiera nacido. La Magdalena, pues, que por ese tiempo era acaso el balneario único, hubo de merece r la preferencia de San Martín, quien hizo darle oficial– mente la_ denominaeió~ de Pueblo Libre, por encontrarse en él muy a sus anchas, /lbre de negocios, cortesanos, molestias, amigos y enemigos.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx