Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
220 GERMAN LEGUIA Y AIARTINEZ "volaría a encontrar al Excmo. Presidente de Colombia; porque no podía ni quería dejar de esperar que, el día en que se reali– zara esa entrevista, el primer abrazo que se dieran los dos jefes de Estado transigiría cuantas dificultades existiesen, y sería ga– rantía de unión para sus respectivos pueblos, sin que hubiese obs– táculo que no se removiera definitivamente". El propio día, contestando una de las notas (sólo entonces re– cibida) que debió entregar personalmente el coronel !barra (7), nota que, con fecha 23 de agosto de 1821 traíale, desde Trujillo de Venezuela, la primera promesa de auxilios por parte de Co– lombia, y cuyo total contexto conoceremos oportunamente en el correspondiente capítulo; San Martín (3 de marzo) reiteraba sus deseos, frustrados en la salida que acabó en Huanchaco; hablaba a Bolívar de este viaje; y renovaba las expectativas por él finca– das en la anhelada conferencia, en los siguientes términos: "Yo he llegado a la capital del Perú; y una de las principales ventajas que en ello me ha proporcionado la fortuna, ha sido poder admi– rar más de cerca a V. E., y presentir los últimos acontecimientos que el mundo espera de sus altas miras. Aún no he tenido el ho– nor de ver al primer edecán de V. E., el coronel !barra; y la ca– sualidad de haber arribado a Huanchaco cuando salí del Callao con destino a Guayaquil para tener con V. E. una entrevista, hizo que me informase de la venida de V. E. pa ra Juanambú, con cuyo motivo regresé a ésta, sintiendo tener que diferir la esperanza de aquella entrevista, y privándome también de ofrecer al coronel lbarra los sentimientos que me merece. El actual bloqueo en que se halla el puerto de Guayaquil (8), entre otros males por el mo– mento irreparables, causa el de oponer nuevos obstáculos al más ardiente de todos mis deseos, que es ver al general Bolívar. Sin embargo, pienso que no tardará el día en que lo realice, y en que acabemos de asegurar la libertad del Nuevo Mundo, como V. E. se sirve insinuarme en la nota a que contesto, acreditando a los pueblos que nos honran con su confianza que nosotros no somos más que dos soldados ciudadanos". Tales conceptos eran ratificados nueve días después, cuando, en comunicación del 12 de marzo, ya no exhortatoria como la an– terior, sino meramente noticiosa y optativa, decía al propio Bolí– var: "Repito a V, E., lo que, en 3 del que rige, tuve la honra de (7) V. Jo dicho acerca de éste en la pág. 597 del vol. V. (8) Por las fragatas Prueba y Venganza, cuya rendición y entrega el 15 ele febrero no se supo en Lima hasta el 12 ele marzo.
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