Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

EL ENCUENTRO 223 quieran obtener los honores del último triunfo contra los que ya han sido vencidos en todo el continente. Yo acepto la oferta ge– nerosa que V. E., se sirve hacerme en su despacho de 17 del pa– sado: el Perú recibirá con entusiasmo y gratitud todas las tropas de que pueda disponer V. E., a fin de acelerar la campaña y no Jejar el menor influjo a las vicisitudes de la fortuna: espero que Colombia tendrá la satisfacción de que sus armas contribuyan poderosamente a poner término a la guerra del Perú, así como las de éste han contribuido a plantar el pabellón de la República en ci sur de su vasto territorio.- Ansioso de cumplir mis deseos. frustrados en el mes de febrero por las circunstancias que ocurrie– ron entonces, pienso no diferirlos por más tiempo. Es preciso combinar en grande los intereses que nos han confiado los pue– blos, para que una sola y estable prosperidad les haga conocer mejor el beneficio de su independencia. Antes del 18 saldré del puerto del Callao, y, apenas desembarque en el de Guayaqid, marcharé a saludar a V. E., en Quito. Mi alma se llena de pen– samientos y de gozo cuando contemplo aquel momento: nos ve- 1·emos, y presiento que la América no olvidará el día en que 1ws abracemos". VIII Grata para San Martín tenía que ser y era la nota de Bolívar del 17 de junio, por cuanto traíale la perspectiva evidente de los esperados auxilios; auxilios que, por su calidad de veteranos y aguerridos en las multiplicadas expediciones libertadoras de Co– lombia , repr esentarían un incremento poderoso para las fuenas del Perú, y asegurarían el éxito favorable de la campaña que en este último era cada día más premioso emprender. La promesa de su émulo r ealizaba así, desde luego, uno de los objetos que e! Protector se proponía obtener de la entrevista; pero necesad..i· mente había otros tópicos que abordar en ésta, tan inter esar.tes para; la armonía (que era preciso no turbar) entre los dos Esta– dos, como para su prosperidad actual y venidera . Ocurrió sobre todo que, junto con la nota ofertoria de la cooperación colombiana, viniese la r éplica del Libertador a la au tógr afa exhortatoria de San Martín r elat iva a la libertad de ac– ción y de voto que Guayaquil había menester para decidir su j¡,. corporación a la que prefiriese entre las dos repúblicas limítro– fes. Y se recordará que esa réplica, ya por nosotros conocida (la

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