Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
EL ENCUENTRO 225 IX El viaJe fue feliz. Tocó la Macedonia en Paita, a fin de reco– ger y llevar consigo al correspondiente piloto alemán que la go– bernara en su ingreso por los fondos arenosos y móviles de la hermosa ría; y, al cabo de solos doce días, en que avanzó rápido a favor de vientos y corrientes pasó a lo largo del gran golfo en Ja madrugada del 25 de julio; cruzó al amanecer el canal de Jam– belí (entre la isla de la Puná y el continente); ganó así el estua– r io del Guayas; pasó a las siete de la mañana frente al islote de Santa Clara o del Muerto; y, favorecido por la alta marea, puso proa sobre el puerto, a cuya sonriente vista, distante aún, fondeó poco después enarbolando al tope la extraordinaria insignia de "Jefe de Estado". Eran las diez del día. El edecán Rufino Guido c.lesprendióse de la goleta, en un bote impulsado por doce remos, y dirigióse a Guayaquil a saludar a las autoridades y anunciarles el arribo del Protector. Iba el preclaro viajer9 con el corazón repleto de esperanza. Se habrá visto, por el propio contexto de la nota del 13 de JUiio, cómo ignoraba aquél la anticipada presencia del Libertador en Guayaquil. "Antes del 18, decía, saldré del puerto del Callao, y apenas desembarque en el de Guayaquil, marcharé a saludar a V. E. en Quito". San Martín, según esto, creía a su émulo entre– tenido en la capital de la recién independizada presidencia; y, co– mo hasta el 25 no ha bía tenido nueva alguna que r ectificara aquel error, seguía creyendo lo propio al fondear la Macedonia en las proximidades de la metrópoli del Guayas. ¡Cuál no había de ser, y cuán hondo, su desengaño! Precisamente, en la fecha de la nota re– cordada (13 de julio), Bolívar había dado a los vientos la proclama de anexión; el general Bartolomé Salom, suscrito y publicado el famoso bando, supr esor de la per sonalidad internacional de la republiqueta disputada; y, en fin, perdídose en las sombras de la inexistencia, ya que no en las del olvido, la Junta de Gobierno presidida por el presunto glorioso cantor de la victoria de Ju– nín ... X Mitre, poseedor de todos los p apeles y secretos del Protec– tor, h a insinuado ante la historia -sin evidenciarlo con energía, ni siquiera con justicia y con franqueza- , el plan definitivo que aquél propusose para resolver a su favor la memorable contro-
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