Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
EL ENCUENTRO 235 brazos, y, antes de proferir una sola palabra, estréchanse mutua y fuertemente, en medio de aquel pueblo, primero un instante ab– sorto, luego hondamente emocionado, y al cabo enloquecido ante :iquel espectáculo nunca visto, que él encuadra y sublima con sus frenéticas ovaciones. Al desprenderse de aquel abrazo, íntimo y único en la vida ele los dos héroes, Bolívar, exclama en alta voz, como para ser de todos oído: " ¡Al fin cumpliéronse mis deseos de conocer y es– trechar Ja mano del renombrado general San Martín!".- "¡Tam– bién los míos, dice éste, están cumplidos, a l encontrar y conocer al gran Libertador del Norte!". El vencedor de Boyacá y Carabobo toma del brazo al de Chacabuco y Maipú; y así ambos enlazados, suben las escaleras. Los circunstantes próximos, y en seguida la l·norme turba que se estrecha y olea alrededor, aplauden el arran– que del Presidente de Colombia. Este, que por sí mismo hace los honores, preséntate a sus generales y a los demás distinguidos concurrentes. Siéntanse y hablan con afecto y efusión. "El Libertador se esmera en su afabilidad y elegante trato" (20). San Martín, que es de pocas palabras, corresponde, más que con éstas, con el ademán y el semblante. Escucha más bien ; es– cucha a su interlocutor, "con aire respetuoso y circunspecto, ma– nifestando, en su admiración, haber encontrado a su nuevo ilustre amigo mayor de lo que él ha imaginado" (21). XXII Instantes más tarde, empiezan a llegar las corporaciones y los más significados vecinos guayaquileños, a presentar sus respetos, salutaciones y votos al "padre de Chile y del Perú". Suceso sensa– cional prodúcese a poco, preparado por el propio Bolívar. Compa– rece, en la sala de honor, una comisión de señoras y señoritas, seleccionada con esmero de entre las más bellas y graciosas del lugar, todas vestidas y alhajadas con esplendidez. La que hace ca– beza, da a San Martín la enhorabuena, en términos que el agasa– jado contesta con acendrado reconocimiento. No ha terminado éste su lacónica peroración, cuando despréndese del grupo, risue– ña, juvenil y deslumbrante, Carmen Garaicoa, "la más radiante (20) Larrazábal, op. et vol. I , cit. pág. 154. (21) Id. id., loe. cit.
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