Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

LAS FUENTES DE LA ENTREVISTA 243 estudio y comprensión respecto al hecho que en ella se considera; y 2~ más lógica y claridad en las consecuencias que, como verda– des inconcusas, hemos de deducir en parágrafos ulteriores. La carta dice así (7) : "Excmo. Sr. Libertador de Colombia, Simón Bolívar.- Lima, 29 de agosto de 1822.- Querido general.- Dije a Ud., en mi última de 23 del corriente, que, habiendo reasumido el mando supremo de esta República, con el fin de separar de él al débil e inepto Torre Tagle, las atenciones que me rodeaban en aquel momento me permitían es– cribirle con la extensión que deseaba. Ahora, al verificarlo, no sólo lo haré con la franqueza de mi carácter, sino con la que exigen los gran– des intereses de la América.- Los resultados de nuestra entrevista no han sido los que me prometía para la pronta terminación de la guerra. Desgraciadamente, yo estoy íntimamente convencido, o que no ha creído sincero mi ofrecimiento de servir bajo sus órde– nes con las fuerzas de mi mando, o que mi persona le es emba– razosa. Las razones que Ud. me expuso, de que su delicadeza no le permitiría jamás mandarme, y que, aun en el caso de que esta dificultad pudiese ser vencida, estaba seguro que el Congreso de Colombia no consentiría su separación de la República, permíta– me, general, le diga no me han parecido plausibles. La primera se refuta por sí misma. En cuanto a la segunda, estoy muy per– suadido que la menor manifestación suya al Congreso sería aco– gida con unánime aprobación, cuando se trata de finalizar la lu– cha en que estamos empeñados, con la cooperación de Ud. y del ejército de su mando, y que el alto honor de ponerle término re– fluirá tanto sobre Ud. como sobre la república que preside.- No se haga Ud. ilusión, general. Las noticias que tiene de las fuerzas realistas son equivocadas. Ellas montan, en el Alto y Bajo Perú, a más de diecinueve mil veteranos, que pueden reunirse en el es– pacio de dos meses. El ejército patriota, diezmado por las enfer– medades, no podrá poner en línea de batalla sino ocho mil qui– nientos hombres, y, de éstos, una gran parte reclutas. La división del general Santa Cruz (cuyas bajas. según me escribe este gene– ral, no han sido reemplazadas, a pesar de sus reclamaciones), en su dilatada marcha por tierra debe experimentar una pérdida con– siderable, y nada podrá emprender en la presente campaña. La división de mil cuatrocientos colombianos que Ud. envía, será ne- (7) Lafond, op. cit., vol. II, págs. 138 y sigtes.; y Mitre, id. id. t. III, págs. 818 a 820.

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