Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

LAS FUENTES DP. LA ENTREVISTA 249 María Goenaga, en cierto opúsculo intitulado " La entrevista en Guayaquil", publicado en aquel año; de donde Ja tomaron y p ro· pagaron en seguida : Carlos V. Villanueva en su obra sobre "La monarquía en América" (1911) (volumen consagrado a "Bolívar y San Martín"); el historiógrafo chileno Ernesto Cruz, en el a rtículo que sobre la entrevista insertó en la Revista chilena de Historia y Geografía (1912); y, en fin, Rufino Blanco Fombona, en el se– gundo tomo de su "Bolívar pintado por sí m ismo" (1914). El inapreciable documento dice así: "República de Colombia. Secretaría general.- Reservada.– Cuartel ge_neral en Guayaquil, a 29 de julio de 1822.- 12~.- Al Sr. Secretario de RR. EE.- Sr. Secretario:- Tengo el honor de par– ticipar a V. E . que el 26 del corriente entró en esta ciudad S . E . el Protector del Perú, y tengo el de transmitir a V. E. Zas más im– portantes y notables materias que fueron el objeto de las sesiones entre S. E. el Libertador y S. E. el Protector del Perú, mientras estuvo aquí". "Desde que S. E. el Protector vió a bordo a S. E. el Liberta– dor, le manifestó los sentimientos que le animaban de conocer a S . E., abrazarle y protestarle una amistad la más íntima y cons– cante. Seguidamente lo felicitó por su admirable constancia en las adversidades que había experimentado, y por el más completo triunfo que había adquirido en la causa que defiende, colmándo– le, en fin, de elogios y de exageraciones lisonjeras. S. E. contestó del modo urbano y noble que en tales casos exigen la justicia y la gratitud". "El Protector se abrió desde luego a las conferencias más francas, y ofreció a S. E. que pocas horas en tierra serían sufi– cientes para explicarse". "Poco después de llegado a su casa, no habló de otra cosa el Protector sino de lo que ya había sido objeto de su conversación, haciendo preguntas vagas e inconexas sobre las materias militares y .políticas, sin profundizar ninguna, pasando de una a otra, y en– cadenando las especies más graves con las más triviales. Si el ca– rácter del Protector no es de este género de frivalidad que apa– rece en su conversación, debe suponerse que lo hacía con algún estudio. S. E. no se inclina a creer que el espíritu del Protector sea de este carácter, aunque tampoco le parece que estudiaba mu– cho sus discursos y modales". "Las especies más importantes que ocurrieron al Protector en las conferencias con S. E., durante su mansión en Guayaquil, son las siguientes:

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