Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
LA ENTR~VISTA 261 Mal pudiera San Martín, tratándose del Perú, dar en rcspues· ta síntesis semejante. Los ejércitos peruano, argentino y chileno, reunidos, apenas si eran precarios dueños de Lima y del litoral, gracias al predominio solitario y monopolizador de Ja escuadra. Los españoles, enseñoreados de Ja sierra, ponían el pie sobre la casi totalidad interior del antiguo virreinato. Su número alcanza· ba a diecinueve mil buenos soldados, que, aunque separados en tres cuerpos de ejército, en Jauja, Arequipa y el Alto Perú, podían, con toda clase de recursos terrestres a su disposición, fácilmente confluir sobre un punto dado, en un breve término, y obtener triun· fos positivos contra un efectivo, como el patriota, que no pasaba de ocho mil quinientos hombres, en grnn parte reclutas, y aún no adaptados al medio, para ellos cálido y malsano. Nada, en defini– tiva, se podría hacer sin la cooperación y el auxilio de Colombia (5). El Libertador cree esta triste pintura exagerada. El ejército auxiliar del Perú, según sus dalos, es fuerte, aguei-rido y respeta· ble; capaz, por tanto, de operar, con favorable éxito, sobre las <lis· persas fuerzas realistas, que, ele otro lado, no son ni pueden ser tan poderosa.s como el Protector del Perú las supone y representa. El Protector replica que los datos recibidos por el Presidente de Colombia, sin duda transmitidos por los jefes del Numancia, o por el plenipotenciario colombiano en Lima, son completamente erróneos y contrarios a los que posee el gobierno del Perú, que, por el cono¡::imiento del país y por los elementos múltiples de que su administración dispone, deben suponerse más exactos. En defi· nitiva, no cabe forjarse ilusión alguna, opuesta a la saltante supe· rioridad de las filas hispanas en el Perú (6). Tarde o temprano, la independencia peruana, necesaria para la seguridad de las otras autonomías surgidas en el continente, será un hecho, y un hecho inevitable; pero al Perú y a todos conviene que ese hecho se rea– lice en el más corlo plazo (7). Tal es el más alto de los deberes de quienes tienen en sus manos Ja protección, la defensa, la suer· (5) "Las fuerzas realistas montan, en el Alto y Bajo Perú, a más de diecinueve mil vetcianos, que pueden reunirse en el espacio de dos meses. El ejército patriota, diezmado por las enfermedades, no podrá poner en línea de batalla sino ocho mil quinientos hombres, y, de éstos, una gran parte reclutas": carta de San Martín del 29 de agosto. (6) "No se lrnga Ud. ilusión, general. Las noticias que tiene de las fuerzas realistas [en el Perú] son equivocadas": carta anteriormente cit. (del 29 de agosto). (7) "Estoy íntimamente convencido de que, sean cuales fueren las vici– situdes de la presente guerra, Ja independencia de la América es irrevocable": id. id.
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