Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

264 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ San Martín manifesta la alteza de propósitos envuelta en la insinuación que acaba de deslizar. Afirma su seguridad de que, en atención a la misma, la menor indicación del Presidente de la Gran Colombia a la representación nacional de aquel Estado, será en el acto recibida y atendida con una aquiescencia ciertamente unáni– me (15). El Perú, que ha tenido oportunidad de prestar algún ser– vicio a su hermana del norte, está resuelto a proceder de igual modo en todo tiempo. Colombia no tendrá más que demandar lo que fuere de su utilidad y de su agrado, que a todo accederá el Perú, inmediatamente, con el más absoluto beneplácito (16). El Pe– rú, en retribución, cree, espera y exige que Colombia haga cosa igual (17). El Libertador reitera su excusa y su negativa. San Martín, visiblemente contrariado, se limita a decir: "Pién– selo, mi general: confío en que, al volvernos a ver, su respuesta y su decisión hayan cambiado". La conversación decae y se desvía. Se ha hablado ya del Perú y de Colombia, cuyas relaciones, contempladas en forma breve y general en esta príst_ina e imprecisa conferencia, quedan eviden– temente en suspenso, sin acuerdo alguno concreto y práctico. Se pasa a tratar de las otras .secciones de América: de Chile, de Mé– jico, de Buenos Aires. Preocupado el Protector por otro tema, para él céntrico y pri– mordial, cual es la nacionalidad de Guayaquil; tema que, a pesar de todo, hasta ese momento no se ha atrevido a abordar; revuela, como por encima, en torno de los puntos e intereses referentes a las demás naciones, sin consagrarles en modo alguno la atención que requiere su importancia. Bolívar ve en el pensamiento y en la conducta de su émulo cierta superficialidad inestable, móvil, que tacha de estudiosamente frívola o acusa de inconexión y de vague– dad. La teatralidad ingénita del héroe colombiano choca y se dis– gusta con la naturalidad genial de su colega, en quien moteja la ausencia de toda preparación escénica, concorde con el necesario efecto que todo hombre público pretende siempre producir en los (15) "Estoy muy persuadido que la menor manifestación suya al Con– greso sería acogida con unánime aprobación, cuando se trata de finalizar la lucha en que estamos empeñados": carta del 29 de agosto, de San Martín. (16) "El Protector ha dicho a S .E. que pida al Perú todo lo que guste, que él no hará más que decir, sí, sí, sí, a todo y que él espera que se haga en Colombia otro tanto": nota Pérez, del 29 de julio. (17) Id. id. id.

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