Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

GUAYAQUIL, PROVINCIA PERUANA 17 XII Los ins trumentos acabados de reproducir son concluyentes. Aparece de uno de ellos q ue Guayaquil había sido agregado al Perú en los ramos de guerra , hacienda y comercio, y dicen los demás que también lo había sido en el ramo de jus ticia ("como en los otros"), que da tan to como en todos; y no "como en otros", que habría dado lo mismo que en algunos, estando a las reglas infalibles de la lógica, que consagran la universalidad de esta clase de proposiciones inde· finidas). Con lo cual, las argumentaciones colombianas primero, y las ecuatorianas después, caen por su base, sin admitir objeción ni distingo, dado el tenor claro, expreso y perentorio de esas pruebas, en que tenían y tienen s u inconmovible fundamen to los intereses territoriales del Perú. Y lo corr oboran multitud de hechos poster iores, ocurr idos de 1809 a 1812 y 14. Oigamos a este propósito lo que, irrefutablemen· te, alegaron ante el Real Arbitro los defensores de nuestra Repú· blica. "A partir, dicen, ele la fecha de la anexión, hasta el momento de la independencia, los Virreyes ele Lima ejercieron en la p rovincia de Guayaquil la m isma autoridad que en las demás de su jurisdicción". 1.-"El primer justificante que p resentamos para demostrar la anterior afirmación, es el expediente que siguió en Lima, por los aí'íos 1809 y 1811, don Carlos Lagomarcino contra el gobernador de Guayaquil don Bartolomé Cucalón, por haberle éste preso y secues– trado sus bienes, a pretexto de tener correspondencia con los insur– gentes de Quito. El Virrey del Perú, a quien pasaron los autos en vir– tud de una providencia suya del 13 de diciembre de 1809, resolvió el expediente con un decreto, donde se declaraba, de acuerdo con lo ex– puesto por el fiscal, que el citado gobernador debía sobreseer en el conocimiento de esta causa, y, en su consecuencia, devolver a Lago– marcino los bienes secuestrados". "Este decreto, que lleva la fecha de 19 de febrero de 1810, fue cumplido por don Luis Rico, que interinamente se hallaba al frente de Guayaquil, pero no por el gobernador propietario Cucalón, quien, a su regreso de Quito y mal asesorado por don Pedro Alcántara Bruno, ejecutó de nuevo el auto de prisión y embargo, sin tener en cuenta la superior resolución del Virrey del Perú". "La conducta observada por el gobernador ele Guayaquil dio ori– gen a un nuevo decreto ele don José Abascal, dictado en 14 de junio de 1810, en que se mandaba pasar el expediente al Real Acuerdo de Lima, para que, a presencia de las Reales Ordenes de 7 de julio de

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