Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

NUEVAS RECLAMACIONES DlPLOMATICAS 397 valor alguno, hasta tanto que reciba del gobierno supremo las ór– denes correspondientes, que son las que siempre han de guíar mis operaciones; pues debe V. E. estar bien penetrado de que no ten– go otro interés ni otro objeto, en sostener o conservar estos paí– ses, que el deber que me impone el cargo que ejerzo, aunque sin gusto mío;. y me parece que también debe V. E. estar convencido de que, aun cuando se suponga ser un bien para este territorio la independencia política, ella no puede esperarse ni establecerse, según el estado del mundo político, sin que la nación la decrete y consolide.- Como es bien público y notorio que, desde que pi– sé este continente, he procurado, por cuantos medios me han per– mitido las circunstancias de la guerra, no sólo economizar la san– gre de mis semejantes, sino que los pueblos sufran lo menos po– sible; y, en fin, que mis miras jamás han sido otras que llenar mis deberes con la delicadeza y honor correspondiente, único norte de mis procedimientos; es consiguiente la imposibilidad en que me hallo de admitir las proposiciones que V. E. se sirve hacerme; pues, siendo el primer artículo de ellas reconocer la independen– cia, para lo cual de ningún modo estoy autorizado, es claro que no pueden tener lugar las demás, y aseguro a V. E. que me es esto bien sensible; pero me tranquiliza la justa satisfacción de que mis sentimientos y operaciones parten y están conformes con los principios y providencias de la nación a que pertenezco, al pa– so que las proposiciones y miras de V. E. nacen de sí mismo, y, por consiguiente, están más expuest.as a errores.- Por último, co– mo V. E. me indica salía para Guayaquil, y yo no puedo ni debo reconocer en estos países otros gobiernos que el nacional, me es preciso decir a V. E. que no estoy en el caso de entenderme con otra persona que con V. E., como general en jefe de un ejérci– to enemigo con quien se había empezado a tratar antes de tomar yo el mando; pues, siendo esto lo que el derecho de genles y de la guerra prescriben, debo, como hombre público, arreglarme a ello, interín no reciba nuevas órdenes del gobierno supremo; se– guro de qu~, llenando mis deberes, el mundo ilustrado hará la justicia que mi comporlación en todo sentido merece.- Tengo el honor de contestar así a la carla de V. E. de 14 de julio, y de ofrecerle los sentimientos de consideración y aprecio, con que soy su atento servidor.- Firmado: José de La Serna.- Cuzco y agos- 10 8 de 1822".

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