Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

406 GERMAN LEGU!A Y MARTINEZ IV Por su parte, Torre Tagle, después de resignar el poder en ma– nos del Protector delegante, dirigió la palabra, primero en su condi– ción de funcionario, a "los peruanos" en general; y, después, como mero individuo privado, "a los habitantes de Lima" en particular. La primera de esas alocuciones escritas salió del palacio de gobier– no el 22; y la segunda, el 23, de la hacienda denominada "La Pól– vora", a donde el personaje en cuestión fue a expandir sus anhelos de silencio, de oscuridad y de retiro. ¡Ojalá que esos anhelos hubie– sen sido hondos, arraigados y eternos; y que nunca jamás hubiese aquel desventurado pensado en volver a tomar parte en los asun– tos públicos, que habían, andando el tiempo, de hundirle en la rui– na, en la mu~rte, y, lo que es peor, en la deshonra! "¡Peruanos! decía la primera proclama, del 22: Al entregar hoy el mando supremo del Estado a S.E. el Protector de la libertad del Perú, mi corazón se llena de la más grata complacencia, por estar persuadido de que he dedicado todos mis desvelos a la conservación de vuestra independencia, y de que al Excmo. Sr. Protector animan iguales sentimientos, manifestados tantas veces, y con tanto interés, en favor de vuestra causa. Mi salud quebrantada no me permite una seria contracción a las complicadas atenciones del gobierno; mas, siempre que la d efensa de la Patria reclame mi espada, se em– pleará al momento en su servicio contra los españoles, que aún per– sisten en el temerario empeño de volver a esclavizarnos. Nuestra unión, peruanos, subsista como garante de nuestra felicidad. Y a se acerca el tiempo en que debe instalarse dignamente el Congre– so. El Protector ansía por este momento, y está decidido a acele– rarlo. Entretanto, él gobernará a los pueblos con el amor y dig– nidad que inspiran sus virtudes; y, si el enemigo osare acercarse a nuestros muros, guiará nuestro ejército a la victoria, y renovará las gloriosas jornadas de Chacabuco y Maipú". En cuanto a la proclama-a locución de La Pólvora, echada a los vientos en hojas sueltas el día 23 (1), estaba así concebida: "He procurado cumplir con mis deberes en el gobierno del Pe– rú libre. Siempre sujeto a los errores de todo hombre público, dis- (1) Esas hojas volantes traen este encabezamiento: "A los habitantes de Lima, José Bernardo de Tagle, en su hacienda nombrada La Pólvora". Ningún ejemplar de ellas existe en las varias colecciones de la Gaceta que hemos con– sultado (Excma. Corte Suprema, Iltma. Corte Superior , Biblioteca Nacional, etc.); y sólo hemos encontrado uno en el tomo III ele la colección pertinente a la Biblioteca ele la H. Cámara de Diputados.

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