Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
38 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ distinguidos vecinos de la misma, don Juan Manuel de Vivero y Tuer os y doña María Antonia Salaverría y Arizábalo. Bien educado por sus padres, abrazó luego la carr era del mar, que inició en la calidad de guardiamarina, h acia 1778, o sea a Jos dieciséis años de e dad. Embarcado en e l navío América, fue pron– to ascendido a oficia l, por su brillante comportamiento en las guerras marítimas sobrevinientes. Concurrió a la defensa de Ceu– ta, a los combates de Tánger y Almunecar (1790 a 1792) y a las operaciones emprendidas sobre Tolón en 1793; h asta que, ya con– vertido en teniente de navío, vino al Perú por e l Estrecho, co– mandando una pequeña división naval, constituida por el bergan– tín Peruano y el Limeíio. En 1802 viose nombrado capitán de puerto del Callao. En 1804, ascendido a capitán ele fragata, y ele– vado a la comandancia militar de la provincia marítima ele ese puerto; en 1805, promovido a la comandancia en j efe provisional del apostadero; en 1812, levantado a la clase de capitán de na– vío, y a los cargos de presidente de la Junta Superior del Ramo, inspector de Ja Escuela Náutica del Callao, del arsenal y demás dependencias de Marina, y comandante general de las milicias navales correspondientes. En 1817, pasó a ejercer la presidencia de Chuquisaca, en donde, conminado de sometimiento por el guerrillero patriota coronel Gregorio Aráoz de La Madrid (argen– tino), dio a éste su recordada y gloriosa respuesta (21 ele mayo): "Ningún militar de honor, por s imples amenazas, se rinde ni en– trega la plaza, ni a los fieles habitantes que está en la obligación de defender"; palabras a la vez enérgicas y hermosas a que sir– vieron de confirmación los hechos. La Madrid fue rechazado, y a poco destruido por La Hera, que venía a su retaguardia; y Chuquisaca por ese entonces quedó indemne, gracias a l valor y a la entereza de su jefe. En 1818, reemplazado e n Ja presidencia de Chuquisaca por el después famoso brigadier don Rafael Maroto, Vivero y Salaverría, que estaba de r egreso en Lima, ya condecorado con la orden mi– litar de San Hermenegildo y ascendido a brigadier de mar por despacho del mismo rey, fue, como se acaba de decir, enviado a Guayaquil, interinamente encargado de esa provincia y de su go– bierno. Hombre ilustrado y fino (8); marino pundonoroso; funciona– rio prudente y sagaz, probo e intachable, en cuantos cargos y co- (8) Era hasta "algo literario y poeta", como decfalo regocijad~men te su inteligentísimo e ,inspirado nieto, el poet.a Isnardo, nu~su·o quer.1do e inolvidable compañero de Legación y gran amigo, José Dommgo de Vivero;
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