Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

INDEPENDENCIA DE GUAYAQUIL 39 m1s10nes se le confirieron; sordo a chismes, enredos y denuncias; leal y caballeroso, y, por eso, incapaz de juzgar desfavorablemen– te a los demás hombres; tuvo -malamente extraído y desviado de su carrera en el mar- la desgracia de ver su nombre enla– zado a la pérdida de Guayaquil; pérdida que pudo apresurarse, usando y abusando de sus prendas altamente generosas; y, por ende, convirtióle en comidilla de sus paisanos, tildado por ellos ile inerte, descuidado, incapaz y hasta traidor, sin merecer tales calificativos, cuya injusticia, para después, recomendóle especial– mente a la estimación y a la benevolencia de los gobiernos pa– triotas. X Dadas las conmociones anteriormente producidas en la prox1- ma presidencia de Quito; las otras que, en Nueva Granada y Ve– nezuela, habían, a esa fecha, humillado el prestigio español en el virreinato de Santa Fe; y las que ya se anunciaban para el Perú mismo, con procedencia de los Estados libertados del sur; juz– gó el virrey Pezuela conveniente reforzar la guarnición del Gua– yas; y, utilizando la ida de Vivero, dispuso que con él pasara a la capital de la gobernación el batallón Granaderos de Reserva; unidad procedente del Alto Perú, hacía poco acantonada en Lima y cuyo jefe era el malogrado coronel don Benito García del Ba– rrio, ese que, andando el tiempo, había de ser -ya lo sabemos– una de las víctimas del implacable Monteagudo. Partió, pues, el indicado cuerpo; y, en él, como jefe de una de las compañías, el capitán don José Gregorio Escobedo, predes tinado a ser alma, eje y director del próximo pronunciamiento. Era Escobedo natural de Arequipa en donde había nacido en 1796, de una de las más distinguidas familias de esa ciudad . Hijo segundo del Dr. D. Ramón Escobedo, y de Ja dis tinguida matrona doña María Manuela Rodríguez de Olmedo y Valle, era, por tan– to, h~rmano del célebre Dr. D. José Manuel Escobedo, nacido nieto, a la vez, del gran pintor piurano don Ignacio Merino, como hijo de la respetable señora Amalia Merino, primogénita de éste. Apunta el general Villamil, en una Reseña histórica que citaremos más adelante con alguna frecuencia, que el ex gobernador don Pascual, llevado prisionero a Huacho en la goleta Alcance, compuso, a bordo de aquella emba rcación "unos versos algo marinos", que el autor le obsequió "con un anteojo que lo había acom· pañaclo muchos años": Opuse. refer. pag. 18.

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