Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
OSTRACISMO, OSCURIDAD Y SILENCIO 551 erigida a Napoleón en el célebre campo de Boulogne, donde conci– bió el atrevido proyecto de invadir la Gran Bretaña. Allí mismo fue donde el genio militar del siglo distribuyó solemnemente las cru– ces de honor a los valientes soldados de su ejército" ... "Hacía algún tiempo que el general consideraba próxima su muerte; y esta triste persuasión abatía su ánimo, ordinariamente melancólico y amigo del silencio y del aislamiento. El día 6 escribió en su cartera algunas palabras afectuosas de despedida para sus hijos. Su razón, sin embargo, se ha mantenido entera hasta el úhi– mo momento; y puede decirse que su alma enérgica se ha lanzado de la tierra sólo cuando le faltó cuerpo que habitar. En algunas con– versaciones que tuve con él en Enghien, lugar vecino a París cuyas aguas le habían recetado los médicos, pude notar, un mes antes de su muerte, que su inteligencia superior no había declinado. Vi en ella el sello del buen sentido, que es, para mí, el signo inequívoco de una cabeza bien organizada. Hablaba con entusiasmo de la prodigio– sa naturaleza de Tucumán y de las otras provincias argentinas; y, como Rivadavia en sus últimos días, abrigaba fe viva en el por– venir de aquellos países. Recordaba siempre, con gratitud, el noble caxlácter y el apoyo que encontró, para su gran campaña de Chile, en los habitantes de las provincias de Cuyo; y su memoria conser– vaba frescos y animados recuerdos de los hombres y de los suce– sos de su época brillante ... Su inteligencia, que supo hermanar la gloria con la más bella de las virtudes, el desinterés, era bien com– petente para juzgar con acierto las cuestiones sociales. Su lenguaje era de un tono firme, y militar, por decirlo así, cual el de un hombre de convicciones meditadas". "Recomiendo a la gratitud de los buenos americanos el celo que algunos estimables caballeros han dispensado a la familia del héroe que hemos perdido, en los amargos días de su desgracia. El señor don Javier Rosales, encargado de negocios de Chile, ligado al general San Martín y a sus hijos por el doble vínculo de la amistad y de su posición, ha representado dignamente a un gobierno y a un pueblo que deben conservar recuerdo de respetuosa simpatía por el vence– dor de Maipo". "Pero, si se conciben esas finas atenciones de la amistad de un hijo de aquella república son, sin duda, más laudables aún en un ciudadano francés. El doctor Gerard, dueño de la casa que habitaba el general San Martín, y cuyo piso inferior ocupaba él mismo con su familia, ha desplegado una solicitud tan recomendable, que parecía inspirada por la pérdida de un glorioso compatriota suyo. Verdad es que, para un corazón francés, la gloria bien adquirida no es un título de un país, sino de la humanidad entera. Este caballero, después de
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