Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
562 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ zas y hasta par calumnias rastreras. Nunca, a diferencia de sus con– militones, que en apreciable número confiaron sus emocionantes r ecuerdos a la pluma pensó en escribir sus hechos en memorias, o siquiera en crónicas descarnadas. Jamás, a pesar de las indicacio– nes cariñosas que a propósito dirigiéranle su familia y los amigos íntimos, se preocupó del asunto; y aun creíase que no hubiese lega– do documentos ni apuntes sobre las altas acciones y circunstancias de su existencia, ni acerca de los personajes que hubo de tratar en el curso de la misma. Después de su muerte fue cuando vínose a saber que había dejado breves apuntaciones relativas a las prime– ras, y aun rápidas apreciaciones respecto a los segundos. Todas, con su archivo completo, fueron confiadas, en 1885 y 1886, a l famo– so escritor general don Bartolomé Mitre, primero, en una parte, por el yerno de San Martín, don Mariano Balcarce; y luego, en el resto, por su nieta, Sra. J oséfa Balcarce y San Martín de Gutiérrez Estrada; matrona que, por último, en 30 de mayo de 1899, colmó su desprendimiento hasta entregar al museo histórico argentino, por conducto de su ilustre director Dr. D. Adolfo P. Carranza, todos los objetos, existentes en su poder, que en vida pertenecieron al héroe de Chacabuco (3), hoy religiosamente conservados en dicho mu- (3) Conceptuándolos excesivamente curiosos e interesentes, copiamos a continuación el arl!culo y los documentos, que acerca ele tal entrega, publicó , a la sazón La Nación de Buenos Aires, y que reprodujo El Comercio de Li– ma en el num. correspondiente a la mañana del lunes 7 de agosto de 1899: "La señora Josefa Balcarce y San Martín de Gutiérrez de Estrada, digna nieta del capitán de los Andes, ha dirigido la comunicación que damos en– seguida al director del Museo Histórico Nacional. Como se verá por el a ludido documento, la distinguida clama ha resuel– to desprenderse en obsequio de su país, de reliquias carlsimas a su memoria y algunas de ellas de tan subido valor histórico como el estandarte real de Pizarro. No tenemos palabras bastante expresivas para aplaudir esta nueva prue– ba de desinterés y patriotismo dada por la digna heredera del más ilustre de los próceres argentinos. 5 Rue de Berlín.- París 30 de mayo de 1899.- Señor director del museo histórico nacional, doctor don Adolfo P. Carranza.- Distinguido señor: Opor– tunamente recibí las cartas que se sirvió usted dirigirme solicitando enviase a ese museo histórico nacional todos aquellos objetos que pertenecieron a mi abuelo, el general San Martín aún existentes en mi poder. Mi excelente amigo, el señor don José Machain, apoyó igualmente la solicitud de usted, y cediendo a sus amistosas instancias, había yo ya decidido en principio hacer ese sacrificio, reservándome, toda vez, el momento de darle cumplimiento, cuando nuestro nuevo y digno ministro en París, el señor Carlos Calvo, me manifestó con instancia ese mismo deseo, añadiendo que su pariente el señor general Capdevilla, recientemente venido de Buenos Aires, me traía una nue-
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