Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
OSTRACISMO, OSCURIDAD Y SILENCIO 563 seo y en habitaciones que reproducen exacta, matemáticamente, la morada un día honrada por el augusto prócer en la ciudad de su fallecimiento. X Varia y contradictoria, como ocurre con todos los hombres pú– blicos, discutidos acaloradamente aún más allá de la tumba, es la manera con que San Martín fue juzgado por sus contemporáneos y pósteros, llevados, todos, a increíbles extremos, por su apasiona– miento cuyo secreto, sobre todo, se enciende en el espíritu y el or– gullo de nacionalidad. Quienes, como los escritores ecuatorianos, co– lombianos y venezolanos, deprimen malamente su carácter, figura y labor his tóricas, para sobreponerle la sombra de Bolívar; quienes, va comunicación de usted, con encargo especia l de tratar de obtener, me des– prendiera yo de esas reliquias. En efecto, pasó a verme el general señor Capdevilla, remitiéndome la aten– ta carta de usted, fecha 15 de diciembre último, a que contesto; y en vista de todos esos patrióticos empeños que tanto honran la memoria de mi venerado abuelo, he decidido - prescindiendo de mis sentimientos íntimos- conforme lo participo a usted por Ja presente, donar desde ahora al Museo Nacional no sólo todos los muebles de mi abuelo que conservaba yo religiosamente en el mismo orden que guardaban en su cuarto en vida ele él -acompañado de un pequeño croquis de ese mismo cuarto en la casa de Boulogne-sur-Mer, en donde falleció, croqujs que permitirá a usted, si lo juzga conveniente, colocar dichos muebles conforme los tenía el general; sino también los recuerdos más preciosos que de él me había legado mi querida madre: el hermoso retra– to original al óleo de mi abuelo hecho en Bruselas, el año 1829, creo; del que mi señora madre hizo una copia que obsequió hace varios años a la biblio– teca o museo de Buenos Aires- así como el facsímil o copia exacta del es– tandarte real de Pizarro, que mi padre pintó antes de entregar solemnemen– te al gobierno del Perú, por mano de su representante en París, ese glorioso trofeo, según lo había dispuesto el general San Martín, por una cláusula de su testamento. y para complemento de mi obsequio, remito a usted adjuntos, los impor– tantes documentos hjstóricos que lo certifican; ele los que me desprendo con pena, pero que no dudo serán preciosamente conservados en ese museo, a saber: el oficio y acta originales ele la municipalidad ele Lima, acompañando a l Libertador el estandarte real ele Piza rro. También remito a usted incluso el acta original de la solemne entrega que hicieron mis paclres en nuestra casa de campo de Brunoy al ministro del Pe– rú, señor Galvez, el 21 de noviembre de 1861, de dicho estandarte; copia de los discursos pronunciados en esa ocasión; algunos recortes de periódicos y un impreso de la época, rela tando esa ceremonia y dos periódicos más anti– guos de Buenos Aires, que tratan del estandarte, así como una pequeña lito– grafía coloreada ele! estandarte.
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