Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

INDEPENDENCIA DE GUAYAQUIL 51 pamas a las armas. A tal orden, trasmitida de viva voz, sin ruido que trascienda al exterior, porque, de propósito, se excluye el uso de cornetas y tambores, aquellas compañías acuden precipitada– mente; son proclamadas por Escobedo, en términos tan ardoro– sos, cuanto hacen suponer el arrojo y la índole del exhortante; responden a las palabras de éste con vivas unísonos a la libertad; y manifiéstanse entusiastas y expeditas para salir, verter su san– gre o perder la vida en servicio de la causa de la independencia americana. Como no hay instante que perder, Escobedo dicta inmediatas y acertadas disposiciones. El capitán Alvarez, con la primera com– pañía de granaderos, que es la de su comando, y que se halla compuesta de cincuenta hombres, parte incontinenti sobre el cuar– tel de artillería, seguido de Febres Cordero y de otros jóvenes con– jurados, que al fin van apareciendo. De otro lado, el capitán Far– fán, con la fuerza que le corresponde, marcha, bala en boca y manta a la cintura, sobre el cuartel del Daule, acompañado de Urdaneta y de nueve individuos más del paisanaje preparado para la conmoción (28). El teniente Rivero, con veinticinco soldados, dirígese a la casa política provincial, con el encargo de aprehen– der a l goberpador. Se tiende en guerrilla otra compañía a lo lar– go del malecón, en previsión de cualquier ataque o desembarco de las guarniciones, aunque pequeñas, apostadas en las lanchas de Villalba. Déjase un retén respetable en el cuartel del Granade– ros, que impida cualquiera intentona de reacción de dentro o fuera, y asegure la detención de García del Barrio. En fin, el pro– pio Escobedo sale presuroso, con el excedente de su efectivo, en auxilio de quienes han ido sobre el cuartel de Dragones del Daule; cuartel en cuya dirección óyense tiros, reveladores de inesperada resistencia (29). (28) Dato de Villamil: opuse. cit., pág. 20. Ese autobiógrafo (porque lo es en su Reseña) ha conservado para la historia ecuatoriana, los nombres de los nueve únicos acompañantes del capitán Farfán (fuera de Urdaneta), Fueron: Francisco, Manuel, Miguel y Agustín Lavayén, José Antepara, Lorenzo Garaicoa, José Ponce, Manuel Llona y Baltasar García; todos llegados a úl– tima hora, excepto, como sabemos, Francisco de Paula Lavayén, que com– pareció puntualmente a cumplir con su deber. Antcpara murió en Ja segunda batalla de Huachi, como ayudante de Sucre. Los demás, algunos de ellos consagrados después a la carrera m ilitar, fallecieron naturalmente. Id. id., pág. 21. (29) Nuestra narración es la única inspirada y fundada en Ja verdad de las cosas; contraria, en consecuencia, al caprichoso relato que de ellas hacen el historiógrafo Cevallos y demás escritores del Ecuador. Para nada mientan éstos a Escobedo, ni a Jos demás oficiales peruanos, al tratar ya del estallido

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