Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
INDEPENDENCIA DE GUAYAQUIL 57 XX Guayaquil, al proclamar su indepedencia del modo que queda referido, fue tan dichoso como Buenos Aires; porque, aunque no fuese cierto lo que Olmedo y el Ayuntamiento dijeron a San Mar- tada, es un ejemplo y una confirmación de lo que acabamos de decir; y, en efecto, trae no pocas novedades. Una de ellas es ésta: "Al propio tiempo que se pronuncia ba el cuerpo de artillería, sin mayor novedad, se escuchaban descargas de fusilería hacia el lado de la plaza de la Matriz. Era que el te– niente Hilario Alvarez, que huía la patrulla, con unos pocos del Granaderos, después de tomar los diversos destacamentos de la ciudad, con inclusión del tren pólvora", se dirigió a casa del coronel Bardo, situada al costado izquier– do del convento de San Agustín, a objeto de prender a ese jefe, vivo o muerto. El coronel Barrio se habla retirado temprano, pero llevando consigo una escolta de veinte hombres, que hacían la guardia en su casa, mientras él, en vez de entregarse a l sueño, había resuello pasar la noche en vela. Al escuchar el ruido particular de la marcha de soldados -tan conocido para los mili- tares- ordenó que se diera el "Alto ¿Quién vive?. . ."- Cumplida la orden por el centinela, la contestación fue: "¡La Patria!" .. . Y Barrio, sin turbarse, mandó romper el fuego, que fue contestado por la fuerza que iba con Alvarez, empeñándose el tiroteo.- El sargento 1• Isidro Pavón, de quien dijimos era uno de los principales compro.metidos para el movimiento, andaba también patrullando con un piquete de caballerla del Daule.- Al oír las descargas comprendió que Alvarez se batía con García del Barrio y voló a proteger al primero.- Después de dar a Alvarez el santo y seña de la revolución, para que no lo desconociera, dada la oscur.idad de la noche y la falta de todo alumbrado público, avanzó, dio una resuelta carga con sus ¡metes, que sable en mano, envolvieron a la infantería de Barrio; se fue personalmente sobre este jefe y logró capturarlo, lo colocó a la grupa de su caballo, y apartándolo del peligro, o sea del centro del combate, le condu¡o al depósito en que se había convenido guardar a los prisioneros.- De esta manera fue completa– mente vencido el piquete que había custodiado a García del Barrio; y Alvarez replegó al cuartel de Granaderos donde le esperaba Escobedo, llevando tam– bién prisioneros a Ja mayor parte de los veinte hombres con quienes se había batido.- Fue ese el único caso de lucha formal; y la de los heridos que de ello resultaron, una parte de la poca sangre derramada por la r evolución, ya que no la única ... ".- Aquí tenemos: l• un jefe de cuerpo que, en vez de cumplir con la orden de inamovilidad dada por sus superiores, se va a dorm ir a su casa; y no como quiera, sino· llevándose veinte hombres de resguardo para su persona, y dejando a los 580 restantes de su cuenta, prontos y libres para sublevarse cuando quisieran; 2• un jefe de movimiento, tan vivo como Escobcdo, que despacha partidas encargadas de apresar a las autoridades todas, y se olvida de lo esencial; esto es, de neutralizar, asegurándolo ante– ladamente, al jefe de su propio cuerpo; jefe de movimiento que además, se queda en el cuartel, aguardando al oficial Alvarez que va de patrulla por esas calles de Dios; y no sale, como los numantinos y los paisanos armados, ¡¡ cwnplir su deber, a tacando y reduciendo a los demás cuerpos existentes en
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx