Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

INDEPENDENCIA DE GUAYAQUIL 59 mento se vio "libre de los errores y padecimientos de que fueron causa y víctimas los patriotas de otros pueblos; y no pasó ya más por la vergüenza de sufrir una nueva dominación, ni de exponerse a las venganzas de los res tauradores" (40). Esa indepedencia fue un acontecimiento de importancia capi– tal para la causa de la emancipación americana. "La pérdida de Guayaquil, dice Torrente, donde se hallaba el único arsenal de la Mar del Sur; la falta que, para la defensa, habían ele hacer 1.500 hombres de que se componía su guarnición, los que, tomando la divisa con tra ria, equivalían a una fuerza activa de 3.000; el malo– gro ele aquella inmensa porción de armas y pertrechos; y el fatal resultado de haber quedado descubierto uno de Jos flancos más interesantes para la defensa del Virreinato; fueron golpes Jos más terribles para las brillantes esperanzas del general Pezuela" (41). García Camba hace notar, además de los daños anteriores, el de haber quedado, para siempre rota toda "la comunicación directa entre Perú y Quito" (42). Tales desventajas para los realistas eran bienes positivos para los patriotas, que, como asienta Paz Soldá n, vieron, con la eman– cipación de Guayaquil, facilitados los triunfos que permitieron a Bolívar toma r el camino del Perú; y brindaron, entretanto, a San Martín una ]?ase segura de operaciones en el norte (43). Y, en fin, "los patriotas de la sierra del Ecuador pudieron, desde entonces, contar con los auxilios pecuniarios de Guayaquil; con esas a rmas que no habían podido obtener cuando se insurrec– cionaron en 1809; y con un conducto seguro para comunicarse y entenderse con otros pueblos de América que gozaban ya de inde– pendencia, aunque pendiente todavía de los resultados de la guerra, que se mantenía cruda" (44). (40) P. F. de Cevallos: op. et vol. cit., pág.235 . (41) Op. cit., vol. III, pág. 37.- Torrente, por supuesto, desfoga su furia, en esta ocasión, contra el infeliz gobernador Vivero: afirma que "su descuido y torpeza fueron los agentes más poderosos de los conjurados"; asegura que, "con mucha antelación, se le habían dado exactos informes de los planes de éstos últimos; informes que ~ueron, todos, desechados con arrogancia y con desprecio"; y hasta se avanza a decir que "dados la apatía y el abandono del gobernador, inexcusables bajo todo aspecto, se puede creer que ellos tenían un origen más innoble que el del miedo, flojedad de fibra, flema de carác– ter o aturdimiento".- Loe. cit. (42) Memorias, vol. 1, pág. 347. (43) Historia cit., vol. 1, pág' 79. (44) P.F. Cevallos, op. vol. et loe. cit.

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