Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
64 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ guiente de la ocupación de Chancay por las fuerzas unidas argen– tino-chilenas (52). XXIII San Martín recibió espléndidamente a los comisionados; y, con sus geniales bondad y cortesía, a los presos. Vivero, sobre todo, ganóse en el acto su más sincera simpatía; por la gracia, realmente andaluza, de sus respuestas; por su porte caballeresco, (52) El l' de noviembre, según Villamil; pero ello no es exacto. El mismo V.illamil, en su narración, da a entender que llegó a Ancón y vio a San Martín la víspera de la toma de la Esmeralda por Cochranc, buque que vió entrar, escolta do por la O'Higgins en el indicado pucrlo; y, como la toma de la Es– meralda fue el 5 de noviembre, la fecha verdadera y exacta es la que damos en el texto: 4 de noviembre. Nos corroboran en el aserto los Apuntes /1istó– ricos de Espejo (Jerónimo), quien llevaba en la campaña una especie de dia– rio de ésta, y que, hablando de lo ocurrido el 4 de noviembre de 1820, dice a la letra: "El día 4 no ocurrió novedad en la avanzada, ni se percibió el mmor de enemigos por las avenidas de ambos lados. A eso de las 10 de la mañana, dio la vela la goleta Montezuma, a practicar una exploración de algún golpe repentino que las fragatas de guerra españolas Prueba y V enganza pudieran intentar... Tomó la dirección del Norte, que era la parte más descubierta, cuando, a poco rato, se avistó otra goleta, con aspecto de guerra, que traía mmbo al sur. La Montezuma se puso en facha para reconocerla o esperarla; y, en efecto, se le vino encima, hasta ponerse al habla. Llegó casi de costado y tambien se puso en facha, cuando, a poco rato la Montezuma, romp;ó en una salva de 21 cañonaros, empavesándose en señal de r egocijo. En seguida vimos que ambas naves navegaron en conserva a l puerto, llegaron y fondearon; y, como una hora después, el navío San Martín también hizo otra salva de 21 cañonazos. Veíamos todo esto, y nada comprendíamos ... Terminó el día, y bajamos del morro [de Ancón, donde Espejo y otros hacían de atalaya] llenos de ansiedad. Así que, a la oración, llegamos al navío [San Martín] , nos dijeron que era la goleta Alcance, que habla traído la noticia de que Guayaquil había proclamado la independencia el 9 de octubre anterior ". Revista de Buenos Aires, t. XIV, págs . 560 y 561. Olvidábamos decir que todos los prisioneros enviados de Guayaquil en la Alcance, excepto el gobernador Vivero y el fraile Qucrejazu, venían con gri– llos; seguridad ignominiosa e innecesaria que los comisionados del Duunvi– rato, Villamil y Letamendi, suprimieron noblemente bajo su responsabili– dad; sin más acuerdo, en contra, que el de redoblar la vigilancia propia y la de sus voluntarios.- Reseña cit., pág. 18.- El comandante don Miguel To– rres Va ldivia, exjefe de la brigada de artillería, apañado por sus amigos Febres Cordero y Nájcra, entró al servicio del gobierno novísimo; y, en consecuencia, no fue ya traído a Chancay. "'La Junta, dice Villamil, no quería desprenderse del coronel Torres Valdivia" (para la expedición enviada al interior y desastrosamente acabada en el primer combate de Huachi, el 22 de noviembre de 1820).- Id. id., pág. 111 de las notas, nota letra C.
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