Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

72 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ II La elección no podía ser más acertada. Guido era por demás experto, tiempo había, en materias y usos diplomáticos, como plenipotenciario que acababa de ser, an– te el gobierno chileno, de las Provincias Unidas del Río de La Plata. Por su cercanía al héroe del sur, por el alto aprecio en que éste le tenía, y por la intimidad excepcional que le dispensaba, llevaba, mejor que nadie, el prestigio de su pensamiento y la efi– ciencia de su palabra. Por todo ello sería, simultáneamente, un enviado de la república peruana, todavía en cierne, y un represen– tante e intérprete personal del generalísimo venido a procurar su independencia. Luzuriaga, por su lado, investía brillo militar sobresaliente. Además de la representación semidiplomática que se le confería llevaba la especial misión de organizar la defensa, prestar poten– cia y valor tácticos a las fuerzas de Guayaquil, y ponerse a órde– nes del gobierno libre de la provincia, a fin de cooperar al venci– miento de los españoles. Estos, para entonces, habíanse hecho fuertes en las serranías volcánicas de Quito, y pronto amenazarían a la ciudad recientemente independizada, después de triunfar, en Huachi, sobr e las tropas destacadas al mando del flamante y bi– soño coronel Luis Urdaneta; huestes que habrían de ser comple– tamente aniquiladas dos días después del arribo del coronel mayor peruano (22 de noviembre). 111 Partieron de Ancón Guido y Luzuriaga con Villamil y Leta– mendi, a mediados de noviembre, en la goleta Alcance; esa que fuera portadora de los dos últimos jefes con las comunicaciones de que ya se hizo mención. Llegaron los cuatro a Guayaquil en la noche del 20 (1); y el 21, en la mañana, Guido y Luzuriaga presen– táronse a Olmedo y sus colegas, a expresarles verbalmente los ob– jetos de su mandato; a saber: 1? transmitir al pueblo y al gobierno de Guayaquil las ardientes felicitaciones de sus hermanos del sur (1) Dice el historiógrafo ecuatoriano Destruge que el 14, ignoramos por– qué.- Carta- refutación publicada en El Perú de Lima, núm. de la mañana del 4 de abril de 1917.

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