Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
LA CONTROVERSIA 77 toda marcha, pudo salvar Guayaquil del peligro que la amena– zaba" (4). Si los comisionados del Perú hubieran, desde entonces, per– manecido en Guayaquil, secundados por medidas enérgicas de ayuda e intervención del lado del Perú, seguro es que el desenlace de la cuestión sobreviniente no habría sido tan fácil ni tan venta– joso para Colombia. Su alejamiento inmediato hizo perder lo ga– nado tan pronto y con tan poco esfuerzo. La segunda misión, con– fiada a l general don Francisco Salazar y Carrillo, no expedida has– ta un año después (30 de noviembre de 1821), fue tardía; por eso, inoportuna; y por inoportuna, infructuosa: todo a su lleg~da esta– ba perdido, y mal podía reponerse. Invadido por la cizaña, el campo había de ser tan estéril para el Perú, como lo fue en 1909 para la solución de las recientes diferencias perú-ecuatorianas; solución, ésta, desastrosamente abandonada a raíz del alejamiento de nuestro plenipotenciario en 1905, por causas y razones que nun– ca nos fue dado comprender. VIII La gestión primordial de Guido no podía, en verdad, alcanzar efecto ins tantáneo en una entidad política de flamante creación, re- (4) Paz Soldán, op. cit., vol. I, pág. 79. Según carta de Villa.mil "toda Ja fuerza reunida en Babahoyo no pasaba de doscientos hombres; pero el gene– ral Luzuriaga supo sacar todo el partido posible de ella, engrosada con al– gunos comprometidos del interior que se presentaban diariamente: formó y armó algunas partidas, de veinte o más hombres cada una, que volvieron al interior por diferentes caminos, a inquietar al ene.migo y sostener la opinión"– "No creo, agrega el general citado, que esta medida fue la que contuvo al co– ronel vencedor; pero lo cierto es que, en lugar de a tacarnos, como debió ha– cerlo, se dirigió a Cuenca, que ocupó después de otro triunfo (el de Taniza– gua) no menos importante que el que había obtenido en el arenal de Huachi. En cuanto entraron las lluvias, y, libre la provincia de todo peligro, se levantó el campamento de Babahoyo. Los señores Luzuriaga y Guido volvieron a su ejército llevándose el sentimiento de toda la ciudad": op. cit., pág. 36.- El mismo Luzuriaga, en sus Memorias, relata lo siguiente: "Obtuve [en Babaho– yo], con las reliquias del ejército, defender la provincia, fomentando el entu– siamo de sus virtuosos habitantes, con cuyo auxilio pude tener en continua acción numerosas guerrillas sobre los campamentos y posiciones del enemi– go ... Los recursos militares con que conté fueron pocos, pues los reconcen– trados en la capital estaban enteramente ocupados en contener el orden y la autoridad del gobierno''.- Revista de Buenos Aires, t. VI, pág. 178.
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