Homenaje a la victoria de Junín

La nuestra ha consistido en cuarenta y cinco muertos, y noventa y nueve heridos; entre los primeros, el capitán Urbina, de Granaderos de Colombia; el teniente Cortés, del primer escua– drón, del Perú, y el sargento mayor Lizárraga, edecan del señor General Miller; de los segun– dos, el señor General Necochea, el comandante Sawbry, el capitán Vargas, y alférez Rodrí– guez, del regimiento del Perú; el alférez Ferrer, de Granaderos de Co lombia; el teniente Allende de Granaderos de los Andes, y el capitán Peraza, teniente Tapia, y alférez Lanza, de Húsares de Colombia. Toda la caballería enemiga ha quedado redu– cida a un tercio de su fuerza, y su infantería fugitiva ha sufrido mucha d ispersión, dejando en el tránsito algún armamento y va rios útiles. Ayer debió ser completamente destruído el ejército español, si una tan larga como penosa jornada no hubiera privado~ .nuestra infantería de ll egar a tiempo para completar la ·más bri- 1 lante victoria, y si la noche, caminos difíciles, y un terreno desconocido, no impidieran haber– lo perseguido. Tal ha sido el primer suceso de la campaña; algunos de nuestros escuadrones, solamente, han destruido la orgullosa caballería española y to– da la moral de su ejército. S. E. el Libertador, testigo del valor heroico de los bravos que se distinguieron en el día de ayer, recomienda a la admiración de la América al señor General Necochea, que se arrojó a las filas enemigas con una impetuosidad heroica, hasta recibir siete heridas; al Sr. General Miller, que con el primer regimiento del Perú, flan– queó al enemigo con mucha habilidad y denue– do; al Sr. Coronel Carbajal, que con su lanza dio muerte a muchos enemigos; al Sr. Coronel Silva, que en medio de la confusión del comba– te rehizo parte de su cuerpo que estaba en de– sorden, y rechazó los escuadrones que lo envol– vían; al señor Coronel Bruix, que con el capi– tán Pringles, algunos oficiales y Granaderos de los Andes, se mantuvo firme en medio de los peligros; al Comandante del primer escuadrón del regimiento de caballería de I ínea del Perú ' Suárez, que condujo su cuerpo con la destreza y resolución que honrarán siempre a los bravos del Perú; al comandante Sawbry, del 2o. escua– drón, que gravemente enfermo se arrojó a las lanzas enemigas hasta recibir una herida; al co– mandante Blanco, del 3er. escuadrón; al mayor Olavarría; al bravo comandante Medina, edecán de S. E. el Libertador; y al capitán Allende, de l primer escuadrón del primer regimiento del Pe– rú; al capitán Camacaro, de Húsares de Colom– bia, que con su cornpañ ía tomó la espalda de IQs escuadrones enemigos y les cortó el vuelo de su instantáneo triunfo; a los capitanes Esco– bar y Sandoval, de Granaderos, y a los cap itanes Jiménez y Peraza, de Húsares de Colombia; a los ten ientes Segovia y Tapia, y alférez Lanza, que con el mayor Braun persiguieron a los es– cuadrones enemigos hasta su infantería. Sería, en fin, necesario nombrar a todos nuestros bra– vos de caballería, si hubiésemos de mencionar a los que se distinguieron en este combate me– morable, que ha decidido ya de la suerte del Perú. Cuartel General en Reyes, a 7 de agosto de 1824.- El General Jefe.- Andrés Santa Cruz.

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