Ideología económica del Mercurio Peruano

IDEOLOGIA ECONOMICA DEL MERCURIO PERUANO 103 Pero el naturalismo fisiocrático no es la única fuente de pensamiento de los Amantes del País. El fisiocratismo francés, expresión de la bur– guesía terrateniente, había recogido no pocos de los elementos del cuer– po racional del mercantilismo no monopolista de los ingleses que trata– ba de expresar los intereses de los grupos comerciales. El primer mer– cantilismo, que ya había alcanzado su -apogeo en la Francia de Colbert, prevaleció en Europa durante los siglos XVI y XVII y primeras déca– das del XVIII ( 94 ). En cuanto teoría económica pretendía eliminar los res– tos del feudalismo fragmentarista para instaurar la regulación por el go– bierno central de la economía nacional y constituir, así, un Estado fuerte, poderoso y unificado. Se buscaba "... un balance favorable en el comer– cio a fin de aumentar el respaldo metálico dentro del Estado". ( 95) Después de Adam Smith el mercantilismo del signo monopolista recibe su golpe de gracia. La libertad, la extensión del bien y la comercializa– ción como fuente de riquezas serán los puntos claves de la teoría siste– matizada en las Riquezas de las Naciones que da carta de ciudadanía al comerciante. Los Amantes del País supieron amalgamar como lo hicieron los li– berales peninsulares, las corrientes europeas y crear una síntesis propia en la que interviene como elemento nuevo la reflexión que resulta de la observación y estudio de nuestra realidad. Si naturalismo les invita– ba a seguir las leyes naturales y el mercantilismo no monopolista les en– señaba que el comercio era el cauce por el que fluían todas las riquezas, las realidades les instruía que para ingresar con ventajas en la red de comercialización internacional debían dedicar sus esfuerzos a la explota– ción de aquel recurso natural -los metales preciosos- para el que esta– ban extraordinariamente dotados por la naturaleza. Para los ideólogos peruanos es, pues, lógico que los metales preciosos, apetecidos por los grupos económicos occidentales, son el signo de todas las riquezas por– que gracias a su venta era posible adquirir las manufacturas de que se carecía. Por otra parte, el oro y la plata eran los patrones de inter– cambio y en calidad de tales actuaban como cánones de valor económico. Dada esta realidad, los mercuristas tienden a atribuirles un valor intrín– seco partiendo de una noción objetivista de los valores de la que no eran conscientes porque no acertaron a distinguir adecuadamente entre bien y valor. Todo bien se convierte porque suscita una estimabilidad por parte del sujeto que apetece ese bien. Pero bien y valor son for– malmente distinguibles. El bien se refiere a las propiedades objetivas de un algo en cuanto corresponde a necesidades subjetivas de un alguien. El

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