Ideología económica del Mercurio Peruano

50 JOSE IGNACIO LOPEZ SORIA de manera que la fuerza de la ley respaldase los principios de ese plan, pues la obediencia a ellos de parte del gobierno o de los súbditos era necesaria al buen vivir. La obedencia a la ley natural humana le era dada por el carácter del universo del que formaba parte. No dudaban de que estos principios eran eternos e inmutables como los de la físi– ca. . . Ofrecían a los hombres de Estado un código de conducta. . . El gobernante. . . debe discernir entre los fenómenos ciertas conexiones in– herentes y permanentes. De ellas deben deducir reglas bajo cuyo impe– rio, por necesidad, han de vivir los hombres." ( 28) Las leyes humanas deben, pues, ser un trasunto de las leyes naturales. Es entonces, la fisis ( naturaleza ) la que impone la cratía ( orden o sistema gubernamen– tal). Hay una forma de cratía en la fisis que debe ser imitada por esa otra forma de fisis, el cuerpo social, si se quiere llegar a la felicidad. No faltaba razón a Dupont de Nemours cuando entendía a los fisiócra– tas como un cuerpo de doctrina definido y completo, que establece con claridad los derechos naturales del hombre, el orden natural de la socie– dad y las leyes naturales más ventajosas para el hombre reunido en so– ciedad. Bajo este tipo de ordenamiento se busca, como lo expresa Ques– nay en sus Dialogues sur les travaux des artisans, conseguir el mayor incremento de goces con la mayor disminución posible de esfuerzos. En esta norma radicaba para los fisiócratas la perfección de la economía. Touchard, al presentar los puntos fundamentales en que se apoya la filo– sofía fisiocrática, pone en primer lugar la naturaleza "Los fisiócratas creen en la omnipotencia de la naturaleza y en la existencia de leyes natu– rales." ( 29) Concluímos, pues, afirmando, en función de la reflexión hecha, que la racionalidad del primer principio de la Disertación relaciona a Baquí– jano con la ideología liberal dieciochesca y, concretamente, fisiocrática. El pensamiento de Baquíjano sobre el comercio y sobre la libertad en las transaciones entronca a nuestro pensador con el utilitarismo inglés de signo liberal que, partiendo de Locke, llega hasta a Bentham por Hu– me y A. Smith. Es en el liberalismo neomercantilista que consagrara A. Smith en la Riqueza de las Naciones que la ideología baquijiana so– bre el Estado encuentra su racionalidad. No se puede olvidar, sin em– bargo, que las apetencias libertarias estaban entroncadas en la más vie– ja tradición medieval que llegara a nosotros a través de los escritos es– colásticos y con las actitudes de las gentes de la Conquista que no su– pieron sufrir el centralismo de los primeros Austrias. En el seno de

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