Ideología económica del Mercurio Peruano
JDEOLOGJA ECONOMICA DEL MERCURIO PERUANO 59 cesariamente consciente de ello, los principios de su reflexión en estas re– laciones. El pensamiento sobre esta relación no era nuevo en la filosofía tra– dicional. Una vieja polémica se había originado conocida con el nom– bre de controversia de auxiliis que en la época moderna enlazó a· mo– linistas y bañecistas en discusiones sin fin sobre las relaciones natural-so– brenau1ral. Sin entrar en los pormenores de esta polémica, desconocidos tal vez por nuestro Hesperióphylo en su contexto filosófico, pero recibi– dos a través de múltiples elementos de la tradición como autos sacra– mentales, los sermones, la imaginería, la pintura sacra, etc.. Nos preo– cupa relacionar las reflexiones de nuestro autor con el cuerpo doctrinal que pudiera servirle de base. Partiendo del pesimismo antropológico de la filosofía cristiana, se su– pone que la acción humana, cuando obedece sólo a los cánones natura– les es imperfecta. La deficiencia de nuestra naturaleza arranca de la de– sobediencia de los padres de generación, Adán y Eva. La entrada de la concupiscencia en el mundo por el pecado original dañó substancialmen– te la naturaleza humana adornada de los dones preternaturales. En fun– ción de este esquema, que motivara ya las discusiones de San Agustín y Pelagio, y las polémicas de Lutero con los teólogos pontificios, la ac– ción meramente natural lleva siempre un germen de pecaminosidad del que no puede librarse. Para que la acción se revista de virtuosidad tie– ne necesariamente que ubicarse en el orden de lo sobrenatural. Así, pues, la humanidad en cuanto tendencia a buscar el bien de otros, en cuanto compadecimiento de los males ajenos y en cuanto actuación de estas tendencias, no es nada si se separa de la caridad, es decir, del amor a Dios y al prójimo en Dios. Igualmente, la virtud supone levan– tarse sobre las apetencias naturales para buscar el bien de otros como medio para agradar a Dios. Esta situación ontológica opera también en el ordenamiento de la estructura social haciendo que unos gocen de los bienes de la fortuna y otros, los "desgraciados", estén alejados de ese goce. Ponemos énfasis en el término "desgraciados" porque en su significación etimológica encon– tramos la clave para la interpretación de la otra línea de pensamiento que se intermezcla en la reflexión de Rossi y Rubí. Son "desgraciados" aquellos que de hecho no tienen el goce de los bienes no por la ca– rencia misma sino porque la causa de ella es la fortuna o la predispo-
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