Ideología económica del Mercurio Peruano

IDEOLOGIA ECONOMICA DEL MERCURIO PERUANO 61 nas." ( 39 ) Por naturaleza los hombres son libres e iguales. En Hespe– rióphylo la causa de la igualdad se busca en el orden sobrenatural. No se piense que al entrecruzarse dos polarizaciones ideológicas se incurre en contradicción. Aun admitiendo que en algunos casos estas co– rrientes puedan haberse presentado como antagónicas, de hecho no lo son en el entrocamiento que de ellas hace nuestro autor. Por una parte es clara a nivel ideológico la diferenciación de dos órdenes, el natural y el sobrenatural que se dan, además, en el nivel ontológico. Por otra, el ordenamiento real de la sociedad, grupo con riquezas, poder, libertad, etc. y grupo sin nada o muy poco de esto es mirado como fruto de una causa extrahumana. El buen político, por tanto, al partir de la si– tuación real, justificada en cuanto que no es fruto de una voluntad hu– mana sino suprahumana, está partiendo del orden legal ya que lo legal y lo real se identifican en la realidad. Precisamente en esta identifica– ción de la legalidad con la realidad ponemos nosotros la posibilidad de entroncamiento de las dos ideologías en juego. Es decir, aquello que revis– te de inteligibilidad los principios que en cuanto categorías conceptuales son usadas por el autor para la interpretación de la realidad, es la rea– lidad misma. En ella los principios, aunque provengan de sistemas ideo– lógicos diversos, podrían ser sistematizados coherentemente en un es– quema integral. Dado por tanto el ordenamiento existente en la socie– dad peruana del momento, cuya descripción hace el mismo Rossi y Rubí y, sobre todo, Joseph Ignacio Lequanda en muchos artículos del Mercu– rio, se ha generado un ser social que, aglutinado por la conciencia so– cial, necesita abrirse al mundo de las ideologías para legitimar esa si– tuación. Se inicia entonces un proceso inverso que parte desde la ideo– logía hacia la realidad. Entiéndase, sin embargo, que cuando hablamos de la legitimación que las ideologías hacen de la situación no pensamos que tal justificación provenga de la mala voluntad de unos hombres que, conscientes de su posición dentro de la estructura social, buscan una ideología que les acomode en la cual quizás no creían en lo profundo de sus conciencias. No se trata de engañarse ni de engañar a otros. La ideología no tiene nada que ver con la fasificación consciente. No negamos que pueda darse en ella una deformación de la visión de la rea– lidad, pero tal deformación se debe a factores inconscientes. Atribuir ma– la voluntad en el proceso de formación de las ideologías no significa sino juzgar desde nuestros propios cánones valorativos a hombres que pensaron desde otros conjuntos categoriales y que estimaron y valoraron

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