Ideología económica del Mercurio Peruano

IDEOLOGIA ECONOMICA DEL MERCURIO PERUANO 65 dada la situación real, las comodidades y se producen las corresponden– cias entre los pueblos que mantienen el apetecido equilibrio. 10. Extracto de una Oración Gratulatoria y de tres Edictos Pastorales del Ilmo. Señor Doctor Don Joseph Pérez Calama, del Consejo de S.M. actual Dignísimo Obispo de Quito ( 44 ). La presentación que el R. P. Tomás Méndez y Lachica, que se oculta bajo el seudónimo de Teagnes, hace de los trabajos del Obispo de Quito, in– cluye varios principios sobre comercialización, vías de comunicación, que por haber sido ya objeto de reflexión de otra parte no analizamos. Ade– más no existe aqui la estructura lógica del artículo anterior que exija mayor profundización. No obstante, nos fijamos en algunos principios que nos ayudan a matizar los ya expuestos. a. Es digno de alabanza aquel obispo que se dedica por entero no sólo al arreglo de las costumbres ( valor moral) y a la santificación de las almas ( valor religioso ) sino al fomento de las ventajas temporales (valor económico ) de la sociedad cristiana. b. Ningún objeto es más digno de la caridad bien regulada que las obras públicas. Su fomento no es una liberalidad que socorre las necesi– dades del indigente, que poco después vuelve a sumergirse en la miseria anterior. Es, por el contrario, un bien universal y permanente que afian– za la ventajosa subsistencia de toda la sociedad. La racionalidad de la actitud expresada en el primer principio, que relaciona tres esferas del valor, se encuentra en la ideología de la tran– sición del medievalismo al modernismo. Supone esta alabanza la no con– tradicción entre la esfera del valor económico, que atiende al bienestar material, la del valor moral, que se refiere a las costumbres, y la del re– ligioso que mira al bien sobre natural. En esa ideología estas esferas del valor no sólo no eran contradictorias ( relación de no oposición) sino que se implicaban en una simbiosis integrada ( relación de integración), contri– buyendo cada una en su nivel y todas conjuntamente a la consecución del bien total. Había decaído ya la vieja oposición entre lo económico y lo religioso y se habian separado religiosidad y moralidad. La modernidad se advier– te en la adecuada separación entre lo religioso y lo moral y en la no oposición entre la esfera religiosa y la de los valores temporales. En la

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