Ideólogos de la emancipación peruana

112 MARTA LUISA RIVARA DE TUESTA volverse dentro de sus cauces tradicionales. La expulsión de los jesuitas decretada desde España en 1767, como corolario de las luchas antes men– cionadas, es el primer acontecimiento que conmueve la opinión general. Los jesuitas en el Perú a través de sus centros de enseñanza estaban ín– timamente ligados a todas las esferas y especialmente a los altos círculos sociales. Significó esta expulsión un sacudimiento brusco de rechazo a instituciones que siempre habían contado con el acuerdo de las autorida– des y una preparación para los inusitados cambios que se producirían a partir de ese momento. El orden educacional se vio conmovido por el abandono de los cole– gios manejados por los jesuitas. El gobierno local se vio en la necesidad de reemplazar la enseñanza impartida por los jesuitas por otras Ordenes y profesores laicos, lo que fue aprovechado para iniciar cambios en la edu– cación tradicional. El orden social se vería alterado por la sublevación de Túpac Amaru que se inicia el 4 de noviembre de 1780. Algunos jesuitas expulsados co– menzarían a actuar propiciando la causa de la revolución peruana y tal es el caso del jesuita Juan Pablo Viscardo y Guzmán, que escribe a Livorno al Cónsul inglés, solicitando ayuda para dicha rebelión, con fecha 30 de se– tiembre de 1781. Las ideas sustentadas por Viscardo y Guzmán no solo afirman la cau– sa de la revolución de Túpac Amaru sino que inician una línea ideológica claramente separatista. Predice Viscardo que el Perú se desprenderá del dominio español y que todas las provincias limítrofes lo imitarán por la de– pendencia en que se encuentran con respecto al Perú. Se adquiere desde este momento la clara idea de que todo movimien– to libertario debe culminarse en el Perú y que no es posible hablar de re– volución americana sin contar con el movimiento peruano. Mientras tanto el movimiento ilustrado ha seguido penetrando los me– dios académicos a través de connotadas personalidades. Es Baquíjano y Carrillo, quien en nombre de la Real Universidad de San Marcos recibe a Agustín de Jáuregui, virrey del Perú, en sus claustros, el 27 de agosto de 1781. El discurso de Baquíjano muestra el nivel de ilustración que han alcanzado nuestros criollos, pues se sirve del avance del siglo para hacer notoria nuestra situación de atraso. Confía Baquíjano en la virtud de la monarquía española y en sus representantes y cree que los métodos de la

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