Ideólogos de la emancipación peruana

26 MARIA LUISA RIVARA DE TUESTA efectiva, por inconvenientes momentáneos, lo importante era obtener la declaración de sus derechos de representación por ser de justicia y no de gracia. Imaginando lo que significaría esta presencia del natural americano en las Cortes, concluye su discurso en los siguientes términos: "Sería un espectáculo grandioso que ostentase el poderío de la Monarquía españo– la excitando el furor y tormento de sus perseguidores. Sería el espectácu– lo más grato a la sana política ( . . . ). Sería en fin un espectáculo de la ma– yor ternura para una buena madre que se complace en verse reproducida por sus hijos. Conforme V. M. a estas nobles ideas tendría la alegría mas tocante y satisfactoria en el caso propuesto ( . .. ). La gratitud y reconoci– miento de lo recibido, y la esperanza de lo por recibir, son los únicos y grandes resortes de la felicidad nacional. La base sólida de los imperios es la beneficencia, pues estos se componen de hombres que bendicen la autoridad, y reposan gustosamente baxo su sombra quando logran el res– guardo de sus fueros, y ven conservarse ilesos sus derechos de propie– dad, libertad y seguridad. Mas en caso contrario, quando una mano opre– sora los abruma, es necesario se resientan, porque Dios no los ha consti– tuido insensibles o estatuas. Y el cumplimiento de todas estas máximas para la América debe principiar por la proposición del día pues nunca los indígenas serán más fieles, sumisos y amantes del trono de Castilla que cuando vean en el rededor a sus naturales y coterráneos dictando las le– yes y reglas que han de fixar para lo sucesivo su felicidad, sumisión y amor" 16 • Bajo el respaldo de la razón y la ley actuaron en las Cortes nuestros representantes, procuraron la unión entre España y América dentro de los términos de igualdad política y social, pero desgraciadamente el re– greso de Fernando VII ( 1814) representó una vuelta al absolutismo y una burla de la monarquía española a los sagrados derechos que los ame– ricanos habían defendido en las Cortes. Como es lógico suponer, el libe– ralismo político de que gozaron los americanos y luego la represión, de– terminaron una acentuación de la línea separatista que a partir de estos acontecimientos se acentuará en forma indeclinable. Entre 1810-1815 viven pues los peruanos bajo la atmósfera de un li– beralismo que aviva sus ingenios y les permite expresar libremente su 16. Art. Cit. p. 334.

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