La acción emancipadora del Perú antes de la llegada de la Expedición Libertadora

24 LUIS ALBERTO SOTOMAYOR GUTIERREZ fue primero Túpac Amaru, pero ningún documento tiene la fuerza argu– mentativa de esta Carta. Viscardo y Guzmán, a través de su Carta, pide, insiste en la Liber– tad tanto en el plano personal, para la persona humana, como en el campo político, para la Patria. Es un derecho natural de todo hombre gozar y practicar la libertad, dice Viscardo. Luego analiza la situación en que se encuentran las colonias, incluso la misma metrópoli; critica el absolutismo de la Corte Española que pretende una ciega obediencia a -sus leyes arbitrarias fundada principalmente sobre la ignorancia que pro- cura alimentar. Viscardo da razones en favor de la independencia america– na. Sostiene que mientras España practicó la libertad personal fue una gran nación, que emprendió grandes empresas; pero cuando pasa los lí– mites de la libertad y se funda en la tiranía, entonces su decadencia se hizo muy rápida, es decir, que el poder absoluto al cual se junta siempre el arbitrario, es la ruina de los Estados. Considera que nos hemos dejado encadenar por unos yerros, que no debemos soportar más y que no hay pretexto para soportar nuestra apatía y de esta manera encara a sus compatriotas que deberán permanecer en esa condición si soportan por más tiempo la esclavitud. Concluye que ha llegado el momento de la sana libertad a la que califica como don precioso del cielo. Ningún país podrá oponerse a la independencia "Nuestra causa es tener justicia en favor de nuestra libertad". Viscardo sostiene que América y España eran dos países distintos y no podían permanecer unidos, con lo que Viscardo se adelanta enormemente a su época. Avanza aún mucho más, dice "El nuevo mundo es nuestra Patria ·y su historia es la nuestra". Así pues, vemos que Viscardo nos habla de su amor a la Libertad, a la Patria, que recién estaba naciendo. Aquí Viscardo aboga por equidad la unión de América: "Cuando a los horrores de la opresión y- de la crueldad suceda el reino de la razón, de la justicia, de la humanidad; cuando el temor, las angustias y los gemidos de diez y ocho millones de hombres hagan lugar a la con– fianza mutua, a la más franca satisfacción y al goce más puro de los beneficios del creador, cuyo nombre no se emplee más en disfrazar el robo, el fraude y la ferocidad, cuando sean echados por tierra los odio– sos obstáculos que el egoísmo más insensato opone al bienestar de todo el género humano. . . De esta manera la América reunirá las extremida– des de la tierra y sus habitantes serán atados por el interés común de una sola grande Familia de Hermanos".