La acción emancipadora del Perú antes de la llegada de la Expedición Libertadora
40 LUfS ALBERTO SOTOMAYOR GUTIERREZ das en el Sur y que fueron las siguientes: El movimiento de Zela en Tacna en 1811, el de Juan José Crespo y Castillo en Huánuco en 1812, el de Enrique Pallardeli en Tacna en 1813 y el de los hermanos Angu– lo y el brigadier Pumacahua en el Cuzco en 1814. Todas estas sublevaciones fueron derrotadas con facilidad, con excep– ción de la de Pumacahua que abarcó gran extensión del Sur del Perú y Bolivia y que demandó grandes esfuerzos de las tropas realistas. Abascal pudo así someter a la quietud a su Virreinato y ejercer presión domina– dora sobre los movimientos libertadores limítrofes. Su acción fue la de "brazo armado contra un continente". Pero su tarea solo fue de contensión pasajera: muy pronto la revolu– ción surgiría avasalladora en diversos puntos de América y determinando así la llegada de las dos corrientes libertadoras de América, para que en un esfuerzo conjunto lograra la independencia de este poderoso Virreina– to y asegurar así la libertad de todo el continente americano. 4) Conspiraciones.- En la misma sede virreinal las conspiraciones se suceden desde los primeros años del siglo XIX, antes que se hubiese pro– clamado la independencia en otro país de sudamérica. En Lima había un estado permanente de conspiración que sólo con– cluyó con la entrada del Ejército Libertador a la capital. a. Participación de la mujer: como siempre que chocan tendencias opuestas, se requiere una tarea penetrante, silenciosa, hasta que se uni– fiquen los criterios. Dado el sistema de represión en la colonia, las conju– ras crecieron con extraordinaria rapidez, valiéndose de todos los medios po– sibles. Por donde las damas iniciaron una vida política, por el complicado y eficaz camino de la conspiración y la intriga. Influía en ella el relato de lo que habían realizado las mujeres en las trece colonias norteamericanas, de las mujeres francesas en la toma de la Bastilla, de las mujeres mejicanas, etc. En Lima y otras ciudades del Perú las actividades de Pepita Ferrey– ros, la marquesa de Gislas, la marquesa de Torre Tagle, las Iturregui, etc. fueron, a medida que avanzaba el movimiento, dignas de encomio; y Ma– ria Parado de Bellido en Huamanga ( Ayacucho ) heroína que imprime ca– rácter heróico a la intervención femenina de entonces. b. Participación del Clero: conspiraban también los frailes pertenecien– tes al bajo clero quienes servían de modo admirable para ocultar ajetreos
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