La acción patriótica del pueblo en la emancipación: guerrillas y montoneras
GUERRILLAS Y MONTONERAS PATRIOTAS 617 sostener el magestuoso templo de la Indepen'dencia, mirábamos el conti– nente ocupado de un Ejercito formidable que con el estruendo de sus ar– mas se prometia hacer temblar el universo. El Perú este Altar santo, donde por siglos no ha sesado de inmolar victimas el desencadenado furor Español. lloraba su plantado de Leones famélicos. De aqui salian las lineas que bomitando confucion y espanto por todas partes, alimen– taban su crueldad con la sangre de hombres indefensos, y vibraban ra– yos sobre los infelices, que dominaban con un setro de Yerro. Tal fué oyentes mios nuestro deplorable estado en los asiagos dias de Febrero y Marzo. Aumentoso nuestra pena con las diviciones intestinas que pa– ralisaban el progreso de nuestras armas. y enlutaronse nuestros coraso– nes con la escandalosa desercion de Torre-Tagle, y V erindoaga . Año verdaderamente funesto en sus principios, pues no dibisabamos por to– das partes mas que espantosas imágenes de una esclavitud eterna. /." Los tiranos sobervios con los triunfos de k a, Moquehua, Macen, Oruro, entran ·en Lima, y engruesan sus hordas debastadoras con los mismos defensores de la Patria: sus rapidos progresos los hacen como un torrente (Entre renglones: que rompe) los diques: Se derra– man por Yauyos, Paseo, Carampoma. y Yauli, respirando muerte. car– niseria, saqueo. insendio. profanasion, y sacrilejio. ¡Hay amada Patria mia! ¡Infelis de ti! ¿A quien te compararé en tus desgracias, hermosa Je– rusalen? Esa imprevista y cruel tempestad te há aejado convulsa y des– tituida de todo consuelo. Nó, no lo esperes de esos feroses salteadores que entraron en tu resinto socolor de amigos y defensores, y tu acojis– te y regalaste con generosidad; por que se han conjurado contra ti, pagando con negra alevocia tus señalados beneficios. Seguramente puedes identificar tu desamparo con el de la capital de Palestina: eleva con ella tus lamentos al Omnipotente. has permitido. di, se me convide como á una grande solemnidad en la que me ha aterrado por todas par– tes la avaricia de mis adversarios. y los mis caros hijos lactados á mis pechos, y educados con tanta delicadesa son inmolados por la mas inau– dita tirania . Inaudita tirania, dije y no me arrepiento ¿Quien podia con– tar entonces con su vida y huir de su enemigo que puso su gloria en los publicos homicidios? Todos los infelices eran arrancados de improviso de su patrio suelo: subitamente el Padre suspira por sus hijos. los hi– jos lloran por sus madres, / . el rico se ve pordiosero, y alla van todos unos á las filas. otros á las maestranzas acostumbradas á empaparse con lagrimas de Patriotas y los mas al sepulcro. ¡O inosentes Isases! ¡El amor innato á la felicidad de vuestro pais és la causa de vuestro es– terminio! Si Catolices, volved con el pensamiento á esos dias de san– gre y luto en que los tiranos condenaban á muerte. tantas victimas, cu-
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