La campaña de Junín y Ayacucho

120 GRAL. EP FELIPE DE LA BARRA El Virrey, por su parte, se ha revelado medroso no aprovechan– do la ocasión que se le presenta para atacar a su enemigo en Oruro, para lo cual estaba en condiciones favorables, descendiendo de Sepulturas sobre su flanco o retaguardia. El Virrey como Santa Cruz, es evidente que practicaban la antigua estrategia conserva– dora o de debilitamiento que se limitaba a movimientos de simple diversión, en vista de privar al enemigo de recursos o desgastarlo, y en que la batalla se producía por obra de las circunstancias, an– tes que por la voluntad del jefe. Por último, una vez realizada la reunión con Olañeta, el Virrey no despliega tampoco la actividad requerida para perseguir a los patriotas limitándose a lo sumo a seguir sus pasos, es decir que realiza la persecución directa. Fue recién Valdez quien, en Tiahuanaco, tomó la decisión de hacer marchar al coronel Ameller, por la margen septentrional del Titicaca, al estrecho de Tiquina para cortar la retirada del enemi– go del camino de Puno, a la vez que continuando él directamente ha– cia el Desaguadero con el destacamento ligero de La Hera. Fatal– mente para la causa de los realistas, la ejecución del movimiento por Tiquina no respondió a las expectativas de Valdez, pues Ame– Her llegó cuando los patriotas se encontraban ya en Pomata que al haberlo hecho antes la pérdida total de Santa Cruz habría sido irre– mediable. Una vez que el ejército de Santa Cruz es arrojado del Altipla– no y sus restos se dirigen a ganar la costa, el Virrey, eso sí, no se duerme sobre sus laureles, pues sigue inmediatamente en dirección de Arequipa al encuentro del otro adversario o sea de Sucre, pero para esto concertando previamente su unión con Canterac. Puesto fuera de causa el ejército principal de los patriotas, acabar con las tropas de Sucre no era ya cuestión difícil. Sin em– bargo, tal cosa no la consigue, porque, como se sabe, Sucre se ha eclipsado a tiempo. En conclusión, el Virrey mediante desplazamientos rápidos ha conseguido imponerse al ejército de Santa Cruz y dispersarlo; y luego obligado a Sucre a reembarcarse. Su campaña le ha permi– tido, en consecuencia, limpiar de enemigos todo el territorio del Sur y sureste, pero no alcanza el resultado máximo, cual habría sido la destrución total de las fuerzas patriotas que invadieron ese territorio.

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