La campaña de Junín y Ayacucho

CAMPAÑAS DE JUNÍN Y AYACUCHO 1824 123 Riva Agüero respondió que estaba llano a dimitir, siempre que cesaran igualmente en sus funciones el Congreso y el Gobierno de Lima, para cuyo reemplazo se harían nuevas elecciones. Tal pretensión no podía indudablemente ser aceptada por Bolívar, puesto que era de este Congreso de quien había recibido la auto– ridad dictatorial. Cada partido sostiene de esta suerte sus puntos de vista y en tales condiciones la situación, lejos de mejorar, empeora. Bolívar hace conocer al Cuerpo Legislativo el resultado in– fructuoso de las negociaciones, por lo cual éste -sin detenerse an– te las consecuencias- lo autoriza para que acabe con el partido de Riva Agüero empleando la fuerza (83). Premunido con esta nueva autorización, Bolívar envía otros comisionados cerca del caudillo del Norte ( 84) para exigirle no sólo el reconocimiento del Congreso de Lima, sino intimándole para que en el término de 48 horas pusiese sus tropas en marcha hacia el valle de Jauja, en vista de las operaciones que pensaba emprender, bajo la amenaza de que en caso contrario el ejército de Lima actuaría contra él. No obstante la forma descomedida con que era oficialmente tratado, el Presidente convino en nombrar al coronel Antonio Gu– tiérrez de La Fuente, comandante del regimiento de caballería Co– raceros, como representante suyo. La Funte debió trasladarse a Lima, en razón de que los poderes que habían presentado los dele– gados de Bolívar fueron encontrados insuficientes. No fue difícil al Libertador impresionar favorablemente al coronel La Fuente y ganarlo a su favor, mucho más cuando lo en– teró de supuestos o efectivos manejos ocultos de Riva Agüero con los realistas y de los daños que entrañaba esa actitud para la cau– sa de la guerra ( 85 ). La Fuente sentó entonces las bases de un arreglo cuyo punto capital era el reconocimiento del Congreso de (83) Decreto de lQ de octubre de 1823. (84) Coroneles Aráoz, Alcázar y Teniente Coronel Elizalde. (85) En carta al general Salom, el 9 de octubre de 1823, dice Bolívar: "El señor Riva Agüero está muy resentido contra el Congreso y contra nos– otros. . . Hay sospechas de que tiene comunicaciones con el enemigo ; por consiguiente mandaré 8 mil colombianos a someterlo de grado o fuerza ... Ultimamente nos ha impedido marchar a la sierra de Paseo y Jauja lo que habría producido admirables efectos a la causa general de América . . . ".

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