La campaña de Junín y Ayacucho

130 GRAL. EP FELIPE DE LA BARRA Para el Libertador la existencia de estas dos entidades consti– tuia indudablemente un embarazo, y su desaparición había sido deseada por todo el partido que lo rodeaba y aun por él mismo. En una carta dirigida a Torre Tagle -el 9 de enero- le dice : "El Congreso, es verdad, me ha autorizado suficientemente; pero el mismo Congreso anda ya embarazándome con sus providencias. El Gobierno debía consultarme hasta para el ejercicio de sus fun– ciones naturales y el Gobierno no lo hace". Y días después, cuan– do conoce el decreto del Congreso que le entrega todo el poder de la República, escribe a Sucre: "La última boqueada de este cuerpo (Congreso] es magnífica y una prueba muy patriótica". (92). Tan luego como el Libertador conoció la resolución legislati– va del 10 de febrero, nombró Jefe Político y Militar de Lima al ge– neral Necochea, debiendo ejecutar las órdenes dadas anteriormen– te al general Martínez. Torre Tagle, desde luego, no se manifestó conforme con que– dar totalmente desposeído de la Presidencia, para llegar a la cual no había retrocedido ante ningún escrúpulo ; pero vanas fueron las actividades que desplegó para que el Congreso diese paso atrás. Por esto, su espíritu ya trabajado por la animadversión al partido colombiano, no retrocederá más tarde ante un acto inaudito, cam– biar de bandera. ENTRADA DE LOS REALISTAS A LIMA El coronel Casariego, sin perder tiempo hizo saber la nueva de la entrega de los Castillos al general Canterac, quien desde su Cuartel General de Huancayo dispuso con toda prontitud que un destacamento al mando del general Monet, reforzado por otro que se encontraba en la región de Ica con el coronel Rodil, marchase a tomar posesión de los Castillos del Callao. Ambos destacamen– tos se reunieron en el valle de Lurín el 27 de febrero y el 29 ocu– paron pacíficamente Lima y el Callao. El general Necochea al tener conocimiento de la llegada de las primeras fuerzas realistas a Lurín, apresuró la evacuación de Li– ma, desocupándola definitivamente el día 27. Las únicas tropas que pudo llevar consigo, restos de las que habían constituido las guarniciones de Lima y Callao, eran los batallones N'? 3 del Perú, (92) Todos estos documentos pueden verse en la colección de O'Leary.

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