La campaña de Junín y Ayacucho
CAMPAÑAS DE JUNÍN Y AYACUCHO 1824 135 Pero Olañeta colocado ya en la pendiente, no podía retroce– der. Lejos de cumplir la dísposición del Virrey marchó contra el general Maroto y lo obligó a desocupar la ciudad de Chuquisaca. Al mismo tiempo el general Francisco de Aguilera, gobernador de la provincia de Santa Cruz, abandonaba a La Serna plegándose al general insurrecto. Un acontecimiento inesperado debería servir a Olañeta de ban– dera política. Femando VII había vuelto al trono de España y abo– lido el régimen constitucional. La Constitución proclamada en 1820 era declarada nula ( l 9 de octubre de 1823) y como consecuen– cia quedaban también nulos todos los actos realizados en ese pe– ríodo. Esta situación política de la Península, de la que Olañeta tuvo conocimiento antes que el Virrey, por la circunstancia de encon– trarse cerca de las provincias argentinas, por donde llegaban a los realistas las comunicaciones de la Metrópoli, fue explotada en su favor, pues veía en ella una oportunidad para congraciarse con la Corte y un fundamento para negar jurisdicción a La Serna, toda vez que su nombramiento para el gobierno del Perú databa de 1821. Al efecto derogó en acto público la Constitución de 1820 en el territorio del Alto Perú, proclamó rey absoluto a Fernando VII y en lo sucesivo fue su lema: "La defensa del rey y la religión". Se proclamó, al mismo tiempo, Capitán General de las provin– cias del Río de la Plata; concedió empleos importantes a sus pa– rientes y amigos; dio ascensos en el ejército y finalmente nombró al general Aguilera Gobernador de la provincia de Santa Cruz. Como la rebelión tomara entonces otro aspecto, Valdez que por orden del Virrey se había dirigido al Alto Perú con todo el agrupamiento de Arequipa, proclamó asimismo el absolutismo a fin de quitar a Olañeta el argumento que le servía de bandera (96 ). En Tarapaya se entrevistaron Olañeta y Valdez y firmaron el 9 de marzo un convenio con el que aparentemente quedaban arre– gladas todas las dificultades; pero el caudillo del Alto Perú no lo había suscrito más que como medio de ganar tiempo para mejorar su situación, a la vez que evitaba por el momento el peligro que significaba la presencia de las tropas leales de Valdez. (96) Igual cosa hizo el Virrey por resolución del 11 de marzo.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx