La campaña de Junín y Ayacucho

154 GRAL. EP FELIPE DE LA BARRA Huaripampa y Marcavalle, y un ancho de 8 km., con numerosas po– blaciones, siendo las principales Jauja, Huancayo y Concepción. Este valle de abundantes recursos albergó y sirvió de base de ope– raciones al núcleo principal del ejército realista .desde 1821. La tercera sección, de aspecto completamente montañoso, es– tá caracterizada por una serie de cortaduras transversales, de Es– te a Oeste, constituidas por los ríos que forman la cuenca del Apu– rímac, como el Pangora, Pampas, Pachachaca, Velille y Apurímac, los cuales, así como sus tributarios, forman valles generalmente estrechos y profundos, que accidentan el terreno y hacen difíciles las comunicaciones. En cuanto a recursos, en esta sección existen los suficientes, si bien en menor proporción que en el valle de Jauja. Fue en esta última región donde se desarrollaron las operacio– ns de guerra que dieron fin a la campaña de 1824. Las tres secciones mencionadas están unidas entre sí por el gran camino longitudinal que partiendo del Cuzco pasa por Lima– tambo, Abancay, Andahuaylas, Chincheros, Ayacucho, Huanta, Huancayo, Jauja, Tarma y Cerro de Paseo; este camino es un tra– mo del antiguo e histórico camino incaico que llevaba del Cuzco a Quito. Al entrar a la meseta de Junín el camino se bifurca en dos ramales : el que sigue por la margen oriental del Mantaro y del la– go pasando por las pequeñas poblaciones de Cacas, Junín, Carhua– mayo, Ninacaca y Paseo ; y el que pasa por la margen occidental, a través de los poblados de Conocancha, Diezmo y Huaillay para reunirse con el ramal anterior en Paseo, centro minero importante desde los primeros tiempos de la Colonia. El territorio descrito, encerrado entre las cadenas occidental y oriental de los Andes, presenta suma importancia militar, pudién– dosele considerar como una inmensa fortaleza natural cuyos de– fensores tienen facilidades para desplazarse a cubierto de un pun– to a otro, disponiendo de los recursos suficientes, particularmente en la sección que cruza el valle del Mantaro. Un núcleo importante de tropas, como el que se mantuvo en esa región desde la desocu– pación de Lima por el Virrey La Serna, se hallaba, por consiguien– te, en aptitud de realizar grandes desplazamientos estratégicos, ya sea con la mira de concurrir a otro teatro de operaciones, como en el caso de las campañas de 1822 y 1823, o de hacer frente a cual– quier adversario, procedente de la Costa o de las direcciones de Paseo o del Vilcanota, que intentara penetrar a la fortaleza.

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