La campaña de Junín y Ayacucho
CAMPAÑAS DE JUNÍN Y AYACUCHO 1824 157 Toda la caballería de línea, bajo las órdenes directas de Neco– chea, con la que marchaba el mismo Libertador, iba en cabeza. A una distancia de 10 km., seguía el resto del ejército. BATALLA DE JUNIN Hacia la extremidad meridional del lago de Junín los ramales de la cordillera occidental y oriental se aproximan dejando en su interior una región pantanosa formada por filtraciones del lago y desbordes de los numerosos riachuelos que desaguan en el mismo. Más al Sur, a 6 km. más o menos de Reyes, comienza la pampa de este nombre cortada longitudinalmente por el camino a Jauja. La desembocadura a la pampa de Junín del camino que desciende del abra de Chacamarca, presenta una zona pantanosa de regular extensión que sólo deja un estrecho pasaje entre los pantanos y el principio de pendiente del macizo ; tal sección constituye, pues, un verdadero desfiladero y luego se verá el papel que juega en el de– sarrollo del combate. Salvado este estrecho pasaje, la pampa de Junín se abre y extiende en suaves ondulaciones y puede ser reco– rrida en cualquier sentido. El camino que trajo la caballería patriota fue este último. Hacia las 2 de la tarde la caballería patriota llegaba al abra de Chacamarca en los precisos momentos en que los realistas so– brepasaban la altura de este punto marchando a buen paso por el camino a Tarma. Desde las alturas el Libertador en persona divi– sa a su adversario y lo observa por breves instantes. La ocasión que buscaba para batirlo parece escapársele, puesto que el enemi– go se le ha adelantado y su propia infantería se hallaba todavía le– jos. Sin embargo no vacila en tomar la decisión de empeñar a su caballería, pretendiendo con esto retardar la marcha del enemigo y obtener el tiempo que era menester para la llegada e interven– ción del resto del ejército. Al efecto, ordena a Necochea desembo– car a la pampa y cargar contra los escuadrones realistas que desfi– laban formando la retaguardia de la columna. Pero Canterac, que también había avistado a los patriotas y penetraba las intenciones del Libertador, reveladas ostensiblemen– te por el movimiento de la caballería, no vaciló por su parte en de– cidir el empleo de la suya, no sólo con el fin de acabar con los es– cuadrones patriotas, cuya inferioridad numérica pudo apreciar, si– no, para permitir que el grueso continuara su marcha hacia Jauja. Una ojeada rápida del terreno le hizo ver que los patriotas estaban
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