La campaña de Junín y Ayacucho

160 GRAL. EP FELIPE DE LA BARRA carga desde una gran distancia y sin hacerse apoyar por algunos infantes ligeros, y, por último, que no hubiese mantenido una re– serva o que, la que dijo haber formado, la empleara prematura– mente. En efecto, el comandante del ejército realista, cuyo carác– ter impetuoso no hay que olvidar, comprendió la necesidad de caer sobre los patriotas antes de que pudiesen, en su totalidad, formar en batalla en terreno apropiado, o sea en la pampa, y por eso la rapidez debía primar sobre todo; pero, la altitud, la falta de acli– matación de hombres y ganado a la región del soroche, donde el menor esfuerzo físico origina mortales trastornos respiratorios, le indicaban mayor prudencia y le aconsejaban sacrificar la rapidez a la potencia, al orden y a la cohesión, que no puede conservarse después de 2000 metros de galope. OBSERVACIONES SOBRE LA ACCION Del lado realista : l<:>-La sorpresa estratégica que sufre Canterac al tener cono– cimiento de la aproximación de un enemigo a quien no creyó ca– paz de organizarse con tanta rapidez, fue producida únicamente por el abandono que de él hizo durante 8 largos meses, sin hacer avanzar siquiera una de sus divisiones para observar los movimien– tos de esas tropas y retardar su avance. Esta medida habría impedido, por otra parte, o cuando me– nos disminuido, las actividades de las partidas de montoneros de Paseo ; habría cubierto las operaciones de Canterac, y privado al ejército patriota de recursos, particularmente en ganado de bene– ficio, que resultaba abundante en la altiplanicie de Junín para los efectivos de que se trataba. Las graves preocupaciones de los realistas originadas por la contienda en que estaban empeñados, no pueden justificar la ab– soluta desatendencia en que se dejó a los patriotas; muy por el contrario, en tan difíciles circunstancias importaba más que nun– ca al partido del Rey librarse cuanto antes de la amenaza del ejér– cito que organizaba Bolívar, ya que en un principio éste no hubie– ra ofrecido gran resistencia, dada la desmoralización en que había caído después del desastre de Santa Cruz y de las luchas políticas sostenidas por Riva Agüero, Torre Tagle y Bolívar.