La campaña de Junín y Ayacucho

CAMPAÑAS DE JUNÍN Y AYACUCHO 1824 169 A mediados de setiembre, al mismo tiempo que llegaba Val– dez al Cuzco, Canterac hacía lo propio desde la línea del Apurí– mac. La reunión de los miembros del alto comando realista facili– taba el establecimiento de nuevos planes de operaciones, con los que se pensaba reparar, en lo posible, el fracaso de Junín y las con– secuencias de la retirada que le siguió; las disposiciones iban a ser tomadas, por otra parte, antes de que las tropas de Valdez llega– ran al teatro de operaciones, ganándose con ello un tiempo precio– so y permitiendo que éstas se orientaran desde lejos en la direc– ción general de la ofensiva, para economizarles fatiga y evitar des– plazamientos laterales. ORGANIZACION DEL "EJERCITO DE OPERACIONES DEL PERU" La Serna había resuelto fusionar en un solo ejército las tro– pas de Valdez y las de Canterac que, como sabemos, antes de Ju– nín se llamaban Ejército del Sur y del Norte, respectivamente, pe– ro, en su ánimo existía duda para designar al general que debería comandar este brillante conjunto. Si a Canterac lo favorecía el he– cho de ser el general más antiguo entre los subordinados del Vi– rrey, y el haber sido bastante afortunado hasta antes de Junín, su reciente descrédito le había conquistado la anímadversión general y no faltaba quien reparase, ahora, que no era español de naci– miento. Valdez, en cambio, unía a su reconocido talento militar, una actividad sorprendente; su criterio era tomado muy en cuen– ta por todos, y rara vez el Virrey dejó de consultarle las decisio– nes de importancia. Comprendiendo el embarazo del Virrey, Canterac y Valdez le hicieron presente sus deseos de ser empleados "sin reparo a sus clases, sino del modo más útil al mejor servicio de la campaña que se disponía" (115). Esta loable conducta facilitó la fusión en un solo cuerpo de las tropas realistas que, con el nombre de "Ejérci– to de Operaciones del Perú", al mando directo de La Serna, reci– bió la organización que sigue : (115) García Camba. - Pág. 267.