La campaña de Junín y Ayacucho
172 GRAL. EP FELIPE DE LA BARRA ría fue establecida en las cercanías del Cuzco, donde se contaba con mayores recursos para el ganado. En tanto que los realistas se organizaban y daban forma a sus planes tomando el dispositivo antes citado, Sucre reunió en Chall– huanca, pocos días después de la partida de Bolívar, una Junta de Guerra con el objeto de formular un plan de operaciones, pues, en el campamento patriota se tuvieron datos de la llegada de Val– dez al Cuzco, lo que hacía presumir que los realistas pretendieran emprender la ofensiva. Aunque los miembros de la .Junta, generales Sucre, La Mar, Lara y Miller, se manifestaron de acuerdo en la inconveniencia de permanecer en la inacción mientras el enemigo se restablecía con toda tranquilidad, en el centro mismo de sus recursos, todos opi– naron también "que era cosa sumamente delicada operar en con– tradicción a las instrucciones del Dictador" ( 117 ), quien había dis– puesto, simple y llanamente, que el ejército estacionara. Los miembros de la Junta, indecisos sobre el temperamento que convenia adoptar, no llegaron a conclusión alguna, por lo que Sucre determinó que, cuando menos, se debía reconocer la situa– ción que tenían los realistas sobre el río Apurímac para verificar los datos recibidos y mantenerse en favorable expectativa. Al efecto, Sucre, llevando consigo a Miller, Gamarra, Althaus, y otros, partió de Challhuanca en dirección a Mamara con el Re– gimiento Húsares de Junín, un escuadrón de Granaderos de Co– lombia y el Batallón N? 1 del Perú. Alcanzada la citada población, Sucre confirmó el dato que te– nía sobre la llegada de Valdez al Cuzco, y, habiendo sabido igual– mente que la división de dicho general se había dirigido a Accha -sobre la margen izquierda del Apurímac- ordenó el acopio de víveres en Mamara con el fin de trasladar el ejército a dicho lugar para obligar al enemigo a repasar el río y observarlo de más cer– ca. Esta disposición no llegó a ejecutarse, como veremos más ade– lante. Al mismo tiempo, el Comandante en Jefe patriota ordenó a Miller que reconociera al enemigo en las direcciones de Tambo– bamba, Capacmarca, Colquemarca y Velille. Estos reconoci- (117) Memorias del General Miller. - Pág. 152.
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