La campaña de Junín y Ayacucho

CAMPAÑAS DE JUNÍN Y AYACUCHO 1824 187 EL CAMPO DE LA ACCION El campo en que se realizó la batalla de Ayacucho es una su– perficie plana cuya mayor dimensión -más de kilómetro y me– dio- tiene la dirección este-oeste, puntos cardinales que correspon– den al elevado cerro Condorcunca, que domina la pampa comple– tamente y al pueblo de La Quinua. El terreno desciende con suave declive en esta dirección, hasta llegar al valle del río Pangora. Limitando la pampa por el Norte y el Sur, y dejando a ésta un ancho máximo de 600 metros, corren casi paralelamente dos que– bradas abruptas, colectoras de las aguas de las vertientes Norte y Sur, respectivamente, del cerro Condorcunca. De estos accidentes del terreno dice el general García Camba que el del Norte era "es– cabroso y dificilísimo barranco" y el del "Sur profunda quebrada, tan áspera y montuosa, que era de todo punto intransitable". ( 134) De la población de La Quinua sale un camino que al llegar a la pampa se bifurca para alcanzar con sus dos ramales, que se hacen muy empinados al escalar la altura, las pendientes Sur y Oeste del Condorcunca. El que pasa por la pendiente Sur conduce a San Mi– guel; el otro lleva a Tambo. En el sentido de su menor dimensión, la pampa se encontraba cortada por una cañada o "lloclla", que interrumpía su superficie en las tres cuartas partes de su ancho y que era perpendicular al barranco del Norte, al que se unía. Esta lloclla, de bordes cortados a pico aunque de poca profundidad, que la erosión ha borrado en nuestros días, formaba un obstáculo de cierta importancia, in– franqueable por las tropas montadas. LA BATALLA En las especiales circunstancias en que se encontraban los ad– versarios, el campo de Ayacucho estaba destinado a resolver defi– nitivamente la Guerra de la Emancipación del Perú y de la Améri– ca Hispana. En efecto, si el ejército patriota era vencido no podia, ni remotamente, pensar en reorganizarse en otro lugar, pues su re– tirada se hacía imposible toda vez que tenían en su contra a las indiadas de Huanta y de Huancavelica, cuya hostilidad había to– mado cuerpo ante la presencia de las fuerzas realistas. En caso de tener que realizar una retirada, bajo la presión de las fuerzas orga– nizadas del adversario, fácil es calcular las dificultades de esa ope- (134) Memorias del general García Camba. - Pág. 296.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx