La campaña de Junín y Ayacucho

• CAMPAÑAS DE JUNÍN Y AYACUCHO 1824 15 Hubo una última causa que afectó sensiblemente la disciplina. Se ha dicho anteriormente que las condiciones financieras del era– rio eran difíciles; de aquí que muchas unidades, particularmente las peruanas y la marina, se encontraban impagas de sus haberes. Tal cosa determinó la sublevación de la fragata Montezuma y lue– go de la Limeña y Belgrano, cuyas tripulaciones estaban forma– das por individuos de diversas nacionalidades. Entre las tropas realistas la situación era diferente. El "motín de Aznapuquio", "acto clásico de indisciplina y rebelión", según ha dicho un historiador (10 ), y que dio lugar a la deposición del virrey Pezuela y su reemplazo por el general La Serna, fue una manifestación clara del deficiente estado moral de los realistas, particularmente de sus cuadros superiores. Pero inmediatamente de producido este suceso, la actividad desplegada por La Serna y la decisión que tomó para abandonar Lima, sacando al ejército de la inactividad en que había vivido, volvieron a restablecer la disci– plina y levantar el espíritu de las tropas, preocupándose cada cual sólo de las obligaciones que les imponía su cargo. Una vez que las tropas se retiraron del valle del Mantaro, la situación moral y material mejoró grandemente, ya por los recur– sos que disponían en esta rica región, ya por la actividad que des– plegaban los generales en perfeccionar la organización y mejorar la disciplina. Jauja, en efecto, donde en un principio se encontra– ba el cuartel general y el grueso del Ejército, se convirtió en el centro de todas las actividades realistas. Allí se fundían cañones y balas, se componían fusiles, se fabricaba pólvora, tejían paños y se constituían almacenes para asegurar los aprovisionamientos de todo orden; al mismo tiempo que se reforzaban los efectivos. Siendo las poblaciones de la Sierra las menos azotadas por la guerra en los últimos meses, los realistas encontraban en ellas re– cursos y dinero para la manutención de sus tropas y sostenimien– to de la guerra, recursos que desde luego eran obtenidos sin mira– mientos de ninguna clase y por medios violentos. Se explica así 4ue los realistas, no obstante tener sus comunicaciones con Espa– ña cortadas, no recibiendo por esta razón ningún auxilio, pudie– ron sostenerse durante cuatro años, viviendo exclusivamente del mismo país; y por lo que respecta al material de guerra, recu– rriendo a los stocks más o menos apreciables de que disponían. (10) Mendiburu, Dice. Hist. Biog. tom. 8, Cap. Valdez.

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