La campaña libertadora de Junín y Ayacucho

18 HUGO PEREYRA PLASENCIA Bolívar llegó a nuestro suelo en Setiembre del año 23, resuelto a librar aquí la más importante y definitiva de sus guerras. El 10 de Setiembre, el Congreso Constituyente, depositó en Bo– lívar, Presidente de Colombia, la "suprema autoridad militar de todo el territorio de la República", bajo la denominación honorífica de Libertador. Este, pese a las restricciones políticas que su investi– dura le demandaba, aceptó el cargo y, a primeros días de Enero de 1824, entró a Pativilca en donde se estableció, dedicándose a acti– var la reorganización del ejército. En este pueblo, Bolí~ar cayó en– fermo, aquejado por intensas fiebres. El 5 de Febrero, el sargento Dámaso Moyano se sublevó en el Callao y apresó al general Rudecindo Alvarado, gobernador de la plaza. Moyano entabló negociaciones con algunos emisarios de Ta– gle, acordándose la entrega de algún dinero y de salvoconductos para él y para los otros cabecillas del motín. El gobierno se dispu– so a realizar en cierta forma lo pactado, pero sucedió lo inesperado: Moyano, amenazado de muerte, entregó al mando de los castillos al coronel español José María Casariego, quien estaba en una mazmo– rra de dichas fortificaciones. El hispano, dueño absoluto de la situa– ción, ordenó izar el pabellón del Rey el 10 de Febrero. Cuando llegó a Pativilca la infausta noticia de la rebelión del Callao, Bolívar comprendió en el acto las graves repercusiones que podrían sobrevenir. Por ello, comunicó inmediatamente a Martínez, gobernador de Lima, la orden terminante de evacuar de la capital vestuarios, armamento y todo lo que pudiese servir al ejército. "Na– da tiene U. S. que esperar del vecindario graciosamente - le decía– todo es necesario pedirlo y tomarlo por la fuerza: este medio, a la verdad, es duro; pero en la actualidad es indispensable" (Febre– ro 8) (1). (1) Martínez se negó a cumplir esta orden y se presentó en Pativilca para solicitar su juzgamiento por la sublevación de los castillos, quedando exento de toda culpabilidad. Más tarde éste se marcharía a Chile junto con Raulet, Brandsen y otros.

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