La campaña libertadora de Junín y Ayacucho

LA CAMPA1'1A LIBERTADORA DE JUNIN Y AYACUCHO 19 Entretanto, Canterac, enterado de los sucesos del Callao, dis– puso que Monet, al mando de una división, bajase desde Jauja hacia Lima, con la finalidad de secundar a los amotinados. Redil, desde lea, marchó también hacia la capital, no sin antes enviar por mar al comandante Isidro Alaix para que se posesionase definitivamente de los castillos. Las tropas de Redil y las de Monet, confluyeron el 27 de Febrero en Lurín. El día 10, en Lima, el Congreso en medida desesperada, nom– bró a Bolívar Dictador del Perú. El Libertador aceptó el poder absoluto, pese a las repetidas ad– vertencias en contra de algunos de sus colaboradores. "Las circunstancias son horribles para nuestra patria: vosotros lo sabéis -exclamó Bolívar en aquella ocasión- pero no desespe– réis de la República. Ella está expirando; pero no ha muerto aún". El 14 de Febrero, los Granaderos de los Andes se sublevaron en la tablada de Lurín y se dirigieron a los castillos para solidarizarse con las reclamaciones de sus compañeros. Allí se dieron con la sor– presa de ver que el pabellón español ondeaba en las gigantescas torres, circunstancia que dio lugar a que algunos de ellos desistieran de su propósito inicial. El día 17, Necochea tomó la jefatura de la capital y 'dio inicio a Ja evacuación el día 24. Tres días después, este jefe abandonó la urbe al frente de 400 hombres. El 29, las tropas realistas ingresaron a la capital en medio de un fúnebre silencio. En este momento terrible, muchos traicionaron a la Patria, contándose entre ellos Juan de Berindoaga y el mismo ex-presidente Tagle. El 6 de Marzo, éste último firmó un lamenta– ble manifiesto que es el exponente más alto de su traición a la causa republicana. En provincias, el teniente coronel Navajas y el comandante Juan Ezeta, que mandaban un escuadrón de lanceros, se sublevaron el

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx