La campaña libertadora de Junín y Ayacucho
38 HUGO PEREYRA PLASENCIA dirección general de Lima, con lo que se separaba, en cierta me– dida, a los agrupamientos reaHstas de Jauja y de los castillos del Callao cortándoles sus comunicaciones; por último, esta dirección daba mayor espacio a los libertadores para envolver al advesrario, interponiéndose entre él y Jauja y pudiendo recobrar su frente nor– mal, en todo caso, previo un desplazamiento lateral hacia la .costa. El único inconveniente que se presentaba al tomar este camino era que había que recorrer más distancia para llegar al mismo punto" (24). Entretanto, Canterac había dispuesto el abandono de sus acan– tonamientos de Jauja, a fines de Julio, habiendo concentrado su ejército el 1? de agosto, dos leguas al norte de dicho valle. García Camba nos dice en sus Memorias que, tan confiado estaba Canterac de poder aplastar a los patriotas en pocos días, que no se preocupó de evacuar de Jauja los hospitales, almacenes y repuestos de su ejército, que se había reunido allí en tres años de ocupación. En el pueblo de Tárma, los realistas hicieron reclutamientos forzosos entre los ·jóvenes aptos para portar armas, por lo que se hicieron odiosos en la región. Los moradores de los pueblos ve– cinos, temerosos de nuevos vejámenes, huían a los cerros aleda– ños cuando se tenía noticias de algún avance colonial. El llamado Ejército del Norte hallábase constituido del si– guiente modo: -Una división de Infantería, al mando del General Rafael Maroto, con los batallones l? del Infante, l? del Imperial, Burgos y Cantabria. -La división (también de infantería), comandada por el Ge– neral Juan Antonio Monet, con los batallones Castro, Vic– toria, Guías, Centro y 2? del Primer Regimiento. (24) Carlos Dellepiane. Historia Militar del Perú. Cap. X. Pág 208.
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