La campaña libertadora de Junín y Ayacucho
40 HUGO PEREYRA PLASENCI~ tador se enteró de que los realistas estaban a punto de ocupar el Cerro de Paseo, por lo que apresuró la marcha. Los patriotas pa– saron la noche en Conocancha, pueblo que ocuparon en la tarde y en donde se les unió el incansable Miller, quien reasumió inme– diatamente el mando de la caballería peruana. El Libertador supo en este pueblo que los realistas aceleraban la marcha. Era el mo– mento de acometerlos. Debido a ésto, tuvo que desistir de su pro– pósito de proseguir a Huaypacha y Yauli, ordenando a sus tropas que variasen el rumbo para dirigirse con la mayor celeridad al pueblo de los Reyes de Chinchaycocha. Se inició así la marcha de Este a Oeste, que tantas sorpresas ,iba a deparar. Según estas disposiciones, la vanguardia, con Córdova, inició la marcha a las 4 de la mañana de aquel glorioso lunes 6 de agosto. La Mar le siguió con la división peruana, colocándose Lara a la retaguardia de la formación. A las 10 de la mañana, se procedió a vadear los ríos Palcamayo y Mantaro por la región de Carhua– ro, operación que cumplieron los soldados "con el agua arriba de la cintura" y que duró varias horas. En la tarde, la caballería se adelantó y llegó a la cumbre de la quebrada de Chacamarca, en donde, a las cuatro de la tarde, se abrió ante los jinetes una vista grandiosa e impresionante: un poco al sur del pueblo de los Reyes, en la verdosa y ondulante llanura, que se extiende majestuosamente, al abrigo de un cielo azul brillante, se divisó al ejército del Norte, que avanzaba presu– roso, aunque en buen orden, hacia Tarma. El terreno: "La pampa de Junín, que sirvió de campo de ba– talla a las caballerías del Rey y de los patriotas, es una inmensa llanura que corre de Sur a Norte, formando un amplio y vasto horizonte hacia las vertientes del Cerro de Paseo. Al Oeste se tiene la cadena oriental de la cordillera y al Este los nevados picachos de los Andes Occidentales, encerrando en su centro la hermosa laguna de Júnín o Chinchaycocha. El menor ancho de la planicie puede ser evaluado en dos kilómetros más o menos y su longitud sobrepasa cien.
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