La campaña libertadora de Junín y Ayacucho
46 HUGO PEREYRA PLASENCIA al llegar donde Suárez, quien aguardaba impaciente con sus jinetes peruanos, le dijo: "Mi coronel, es el momento de atacar" (34). Suárez dio crédito a las palabras de su ayudante y, evidente– mente, concordó con él, pues dio en el acto la voz de cargar. Co– locándose en un espacio que dejaron los realistas al avanzar, se lanzó sobre la espalda y flanco de los adversarios que perseguían a Miller quien, "viéndose embarazado por lo pantanoso del terreno, volvió caras al enemigo y le hizo frente" (35). Los realistas fueron así sorprendidos en su frente y retaguar– dia. Este oportuno socorro dio la oportunidad a que los disper– sos republicanos se reunieran, mientras las líneas realistas se des– moronaban d·ramáticamente. Los Granaderos y Húsares colombianos volvieron entonces (34) Las palabras que reproducimos en nuestro escrito: "Mi Coronel, es el momento de atacar", han sido extraídas de la citada obra de Vargas Ugarte (pág. 340), quien se basa en declaraciones que prestó Rázuri en 1852 a D. Nicolás Rebaza, y más tarde, por escrito, a su pariente D. José Sevilla en 1878. Este historiador afirma que es muy probable que Rázuri haya cambiado la orden que recibió de uno de los jefes patriotas, aunque no especifica quién. Mariano Felipe Paz Soldán, en su obra antes mencionada (pág . 355) nos dice que Rázuri no cambió ninguna orden y que, más bien, su ac– ción fue de inspiración propia, diciéndole a Suárez: "Mi Coronel este es el momento de aprovechar: carguémolos por retaguardia y los derrota– mos". Paz Soldán comete la equivocación de llamar Pedro al aludido, en vez de José Andrés, como era su verdadero nombre. José Manuel Valega, en su obra la Gesta Emancipadora del Perú (To– mo 6. Pág. 85) relata que Rázuri recibió órdenes directas del jefe de la división peruana, de comunicar a Suárez que se retirase. "Jadeante, empolvado y sudoroso, llega al recodo que esconde a los Húsares del Perú y dice a su jefe las palabras del triunfo: "Mi Coronel, orden del General La Mar, ataque por la retaguardia". Otras versiones son semejantes, aunque varían un tanto en las pala– bras, como: "Mi Coronel, el General La Mar ordena que cargue Ud. de todos modos"; "¡Que brillante ocasión, mi Comandante, cargue– mos!", etc. (35) Miller. Memorias. Tomo II. Pág. 142.
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